La producción de alimentos orgánicos en México está en pleno auge, impulsada por la creciente demanda nacional e internacional de productos sostenibles y saludables.
Según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), este sector mantiene un dinamismo que no solo beneficia a los agricultores, sino que también posiciona a México como un actor clave en el mercado global de alimentos orgánicos. Sin embargo, este crecimiento enfrenta desafíos que deben ser atendidos para asegurar su sostenibilidad y competitividad.
En los últimos años, México ha consolidado su posición como uno de los principales productores de alimentos orgánicos a nivel mundial, con más de 210 mil productores dedicados a esta actividad, el país ha demostrado su capacidad para adaptarse a las exigencias del mercado.
Cultivos como café, aguacate, miel, y berries lideran la producción orgánica, con certificaciones que abren las puertas a mercados internacionales, principalmente en Europa, Estados Unidos y Japón.
El crecimiento de la agricultura orgánica no solo tiene beneficios económicos, sino también ambientales, pues este tipo de producción reduce el uso de agroquímicos, promueve la conservación del suelo y fomenta prácticas agrícolas regenerativas. Además, responde a una creciente demanda de consumidores conscientes, que buscan alimentos libres de pesticidas y producidos de manera ética y sostenible.
La expansión del mercado de alimentos orgánicos en México tiene un impacto directo en el bienestar de los pequeños y medianos agricultores que al optar por cultivos orgánicos, pueden acceder a mercados premium donde los precios son significativamente más altos que los de los productos convencionales lo que se traduce en mayores ingresos y mejores condiciones de vida para las familias rurales.
Además, la agricultura orgánica fomenta la diversificación, lo que ayuda a mitigar los riesgos asociados con la dependencia de un solo producto, además de que fortalece la resiliencia de las comunidades rurales ante los efectos del cambio climático, ya que promueve prácticas que conservan la biodiversidad y mejoran la salud del suelo.
Para que México continúe liderando en la producción de alimentos orgánicos, es fundamental que el gobierno y el sector privado trabajen de la mano. La SADER ha reconocido la importancia de este sector y ha implementado programas de apoyo para los productores, pero se necesita un esfuerzo mayor para superar las barreras existentes.
Iniciativas como la creación de redes de productores, el acceso a financiamiento y la promoción de tecnologías sostenibles pueden marcar la diferencia. Además, es crucial fortalecer los sistemas de certificación y facilitar el acceso a ellos para los pequeños productores, asegurando que puedan competir en igualdad de condiciones en los mercados internacionales.
La producción de alimentos orgánicos representa una oportunidad única para México. No solo permite al país destacar en el mercado global, sino que también ofrece beneficios tangibles para los agricultores, el medio ambiente y los consumidores.
En un mundo cada vez más enfocado en la sostenibilidad, México tiene el potencial de convertirse en un líder indiscutible en la producción de alimentos orgánicos. Con el apoyo adecuado, este sector puede ser un motor de desarrollo económico y un modelo para la agricultura del futuro.
POR MARIANA OTERO BRIZ
COLABORADORA
@BRIZCOCHO
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