La llamada reunión anual de embajadores de México se inicia el lunes en Palacio Nacional, entre esperanzas creadas por la posibilidad de un régimen aparentemente más abierto al mundo y sombras emanadas de la falta de recursos para enfrentar situaciones cada vez más difíciles.
De hecho, los nubarrones representados por la caída de medidas con implicaciones negativas para México esperadas con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, en menos de dos semanas, ensombrecen las perspectivas de la normalmente complicada relación con los Estados Unidos.
Pero los hechos son también que no hay recursos económicos para muchas de las tareas que deben hacer los diplomáticos, en especial los cónsules en Estados Unidos, a los que hace no mucho el nuevo Secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, instruyó a acentuar su trabajo de protección de mexicanos.
A cambio de usar los días que muchos de los participantes habrían preferido pasar en compañía de sus familiares, dado que se celebra en estas fechas para aprovechar sus vacaciones personales, esta vez la reunión parece dominada por las expectativas de los posibles cambios o confirmaciones en asignaciones, provocadas por el cambio de gobierno pero limitadas por las realidades económicas.
El hecho es que hay esperanzas de un nuevo impulso a la política exterior de México, poco menos que ausente en los últimos seis años, donde a cambio de la Doctrina Estrada de no-intervención y respeto a la autodeterminación de los pueblos se practicó aquella famosa frase de Ignacia "La Güera" Rodríguez: "Fuera de México, todo es Cuautitlán".
Pero también que no hay dinero. Y que a cambio de la falta de recursos, ya no para cambios de país, sino para su trabajo diario, muchos de los diplomáticos presentes probablemente firmaron una carta de adhesión a los principios del "humanismo mexicano" y a seguir lo delineado por la presidenta Claudia Sheinbaum, citada en la misiva, cuando demandó que los servidores públicos deben "predicar con el ejemplo a través de un gobierno honesto, honrado y austero, pues servimos a la patria y no nos servimos de ella".
Y esto, por cierto, en un Servicio Exterior donde muchos de los designados políticos del gobierno anterior y aún en funciones llegaron por amistad o canjes políticos.
Dicen, quienes afirman que saben, que la carta fue redactada por Pablo Arrocha, Consultor Jurídico de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y, por tanto, el entusiasmo por la adhesión y el apoyo a De la Fuente podrían considerarse como sospechosos.
Pero dicen los optimistas que la esperanza muere al último y, aunque sea de forma simbólica, el que la presidenta Sheinbaun haya viajado a Río de Janeiro para participar en la cumbre del G-20, así haya sido de manera un tanto perfunctoria, es un augurio positivo.
Aunque las necesidades se acrecienten, los presupuestos se reduzcan y los sueldos no cambien.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
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@CARRENOJOSE
MAAZ