En política, el timing lo es todo. No es casualidad que ciertos temas espinosos de la agenda pública tiendan a emerger —o intentar sepultarse— durante los períodos festivos, cuando la atención ciudadana naturalmente se desvía hacia celebraciones y reuniones familiares. Esta práctica, que podríamos denominar "la estrategia del olvido" es una táctica bien conocida del oficialismo para diluir controversias y evadir el escrutinio público.
El cierre de 2024 nos ha proporcionado ejemplos claros de esta estrategia en acción. Uno de los casos más preocupantes fue el intento de impulsar, mediante un período extraordinario en la Cámara de Diputados, una reforma que permitiría al gobierno federal disponer directamente de las cuentas de vivienda de los trabajadores.
Si bien la presión mediática logró frenar temporalmente esta iniciativa, existe la fundada preocupación de que se retome en el próximo período legislativo. Por ahora aprovecharon momentos de menor atención pública para recular, pero desde la Cámara de Diputados estaremos atentos para combatir cuando de nueva cuenta intenten apoderarse de los ahorros de los trabajadores.
Otro caso revelador fue el escándalo relacionado con un supuesto evento diplomático para celebrar los 89 años de relaciones entre México y Rumania. Lo que se presentó como una ceremonia oficial resultó ser una celebración privada: la boda entre un funcionario de la Secretaría de Relaciones Exteriores y un representante de la embajada rumana. El uso de correspondencia oficial de la SRE para gestionar el MUNAL bajo pretextos diplomáticos, cuando en realidad se trataba de un evento personal, representa un claro abuso de recursos públicos.
Si bien el funcionario mexicano involucrado presentó su renuncia a su cargo actual en la Secretaría de Medio Ambiente, esto no debe considerarse como el punto final del asunto. Es imperativo que las investigaciones continúen para determinar si hubo desvío de recursos públicos o uso indebido de los mismos para financiar un evento privado.
La reanudación de actividades en 2025 nos presenta una oportunidad crucial para retomar estos temas pendientes. Tenemos la responsabilidad de mantener viva la memoria institucional y exigir respuestas claras sobre estos acontecimientos. No podemos permitir que la estrategia del olvido, tan conveniente para el oficialismo, termine por enterrar asuntos de vital importancia para la transparencia y la rendición de cuentas en nuestro país.
El período de fiestas no debe servir como cortina de humo para diluir la responsabilidad gubernamental. Es fundamental mantener una vigilancia constante y recuperar estos temas en la agenda pública cuando se reactive la actividad política. La democracia se fortalece con la persistencia en la búsqueda de la verdad y la transparencia, no con el olvido conveniente de los actos cuestionables del poder. Con todo, les deseo un feliz año 2025 a todos.
POR LORENA PIÑON RIVERA
DIPUTADA FEDERAL
@LORENAPIGNON_
MAAZ
