La educación escolar sigue sin tener sentido para muchas familias en México. Alrededor de 6.4 millones de niñas, niños y jóvenes entre 3 y 18 años no van a la escuela y solo uno de cada tres que inició la primaria logrará llegar a la universidad (IMCO).
Los motivos detrás de esta dura realidad tienen que ver con las desigualdades que existen, como la falta de dinero para garantizar la permanencia de los infantes y jóvenes en la escuela, quienes al ser testigos de los desafíos económicos de sus madres y padres deciden abandonar la escuela e iniciarse en el mundo laboral, argumentando que ir a la escuela no es tan importante para salir adelante.
Otra desigualdad es la baja calidad educativa en las escuelas públicas, las cuales deberían garantizar una formación integral en los aspectos académicos, personales y emocionales para preparar a los estudiantes para su futura incorporación al ámbito laboral. Sin embargo, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) de 2020, uno de cada diez estudiantes no alcanza el nivel educativo correspondiente a su edad.
En México, las y los profesores atienden a más de 30 estudiantes por grupo, mientras que organismos internacionales como la Unesco y la OCDE recomiendan no superar los 25 alumnos por docente para garantizar una atención personalizada, lo que hace evidente tanto la falta de personal como de espacio e infraestructura para un óptimo proceso educativo.
Otro desafío importante es la falta de acceso a tecnologías como computadoras e internet, herramientas esenciales para el aprendizaje de las niñas y niños; sin embargo, en muchas escuelas del país, estos recursos son insuficientes.
Hacer frente a las desigualdades es una responsabilidad social. Teniendo esto en cuenta, en 1995 un grupo de familias de la zona de Santa Fe, en la Ciudad de México, decidió abrir un turno vespertino en las instalaciones del Colegio Monteverde. Así nació el Colegio Santa Fe, cuya misión es otorgar becas para que niñas de escasos recursos de las zonas cercanas, tengan acceso a una educación integral de calidad desde la primaria hasta la preparatoria.
En 30 años han beneficiado a 500 niñas de las cuales el 80% han conseguido estudiar en las mejores universidades de México, además hay casos en los que las jóvenes, debido a su alto nivel académico, obtuvieron becas para estudiar en universidades privadas como la Iberoamericana, Panamericana y Anáhuac.
El modelo educativo del colegio también incluye la formación de madres y padres, a quienes se les orienta para acompañar a sus hijas en las etapas de la niñez y adolescencia.
Quienes son parte de la misión del Colegio Santa Fe consideran que la educación de las niñas es clave para el desarrollo y bienestar del país, pues estiman que las mujeres son el corazón de la sociedad.
“El impacto de esta educación lo ves cuando salen niñas y consiguen muy buenas oportunidades, después buenos trabajos y crecer muchísimo y te cuentan como el colegio les cambió la vida”, manifestó Lucía Bustamante Suárez, Coordinadora de Psicopedagógico del Colegio Santa Fe.
Cada año, el Colegio Santa Fe otorga becas a entre 25 y 30 niñas. Si estás buscando una escuela de calidad para tu hija y vives en la zona poniente de la CDMX, entre enero y abril de 2025 se abrirán convocatorias para recibir a su próxima generación. Para conocer las fechas, sigue su página de Facebook (Colegio Santa Fe) e Instagram (@colegio.santa.fe_).
POR DULCE GALINDO VILLA
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