Los sinaloenses se hartaron. Se cansaron de un gobernador que no gobierna; una autoridad que no lo es. Están fastidiados de un gobierno que no se sabe de qué lado juega ni qué prioridades tiene. Rubén Rocha Moya no solo ha perdido el control de su estado, perdió también la legitimidad para encabezarlo.
Él ve una realidad que pocos observan. “En Sinaloa vivimos perfectamente bien”; dijo hace apenas unos días, el pasado 16 de enero. ¿Bien? Cómo afirmar tal cosa cuando hace rato que la espiral de violencia está fuera de control. Desde hace meses, cuando escaló el enfrentamiento entre grupos criminales, la violencia dejó de ser cosa exclusiva de delincuentes. Golpea a los ciudadanos, también a los niños.
Está semana mataron a dos, Alexander de solo 9 años, y Gael, de 12. ¿Quién paga por esas vidas? ¿Quién responde por esas muertes?
Pese al miedo y el desgobierno en las calles, ayer miles salieron en Culiacán a protestar contra el gobernador. Pese al miedo se manifestaron. “¡A los niños no!, ¡Fuera Rocha!”, fueron las consignas centrales.
Más de cuatro meses han transcurrido de la escalada de violencia entre Los Chapitos y la gente de El Mayo Zambada, derivado de la captura de quien fuera líder del Cártel de Sinaloa, y la nueva normalidad en el estado pasa por los balazos, enfrentamientos, secuestros, robo y quema de vehículos. Los ciudadanos pagan la factura de un gobierno ausente que vive una fantasía.
A los niños Alexander y Gael los mataron porque iban a bordo de un vehículo que los criminales balearon. Lo querían robar, como han robado alrededor de 2 mil en los últimos meses.
El gobernador está rebasado. Por acción u omisión es cómplice del desgobierno. Desde el gobierno federal se ha desplegado un potente operativo que busca contener la violencia, y ha dado resultados en cuanto a capturas y decomisos, pero ni así la administración de Rocha aparece para poner de su parte.
Negar la realidad no hará que ésta cambie. La saliva no alcanza. Los sinaloenses están a su suerte, porque ni siquiera confían en quien encabeza el gobierno.
¿Qué más pueden hacer? La valentía mostrada ayer, para manifestarse y exigir resultados a un gobierno incapaz, es un buen primer paso. Romper el miedo para alzar la voz, es necesario. Las muertes de cientos, y las de Alexander y Gael no pueden ser solo una cifra más en la estadística.
No es suficiente con que Rocha se diga “enternecido”, como ayer aseguró estar ante el homicidio de dos niños. Urge un viraje en la incontenible espiral de crímenes. Resultados.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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