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Plan Nacional Hídrico y el reto del campo mexicano

El PNH contempla la ejecución de 17 proyectos estratégicos en las regiones con mayor escasez de agua, además de un plan maestro para diagnosticar y atender las necesidades hídricas en los 2 mil 478 municipios del país

Plan Nacional Hídrico y el reto del campo mexicano
Mariana Otero-Briz / Tierra de Negocios / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

En México enfrentamos una crisis hídrica sin precedentes derivado de la sequía histórica, pero también de una infraestructura de riego que no ha evolucionado al ritmo de las necesidades del sector agroindustrial. 

Ante este panorama, el Plan Nacional Hídrico (PNH) del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, y que recientemente detalló la Comisión Nacional del Agua (Conagua), además de una estrategia es una necesidad para garantizar la viabilidad del campo.  

Con una inversión estimada entre 120 mil y 260 mil millones de pesos, el plan busca modernizar la infraestructura hídrica, mejorar la eficiencia en el uso del agua y asegurar su disponibilidad a largo plazo, pero para que este esfuerzo realmente transforme al campo es imprescindible que los pequeños y medianos productores sean parte central de la estrategia.  

El PNH contempla la ejecución de 17 proyectos estratégicos en las regiones con mayor escasez de agua, además de un plan maestro para diagnosticar y atender las necesidades hídricas en los 2 mil 478 municipios del país. 

El impacto del PNH puede ser determinante para el agro mexicano, pero su éxito dependerá de qué tan incluyentes sean con los pequeños y medianos productores, quienes representan la mayor parte del campo mexicano y son los más vulnerables a la crisis hídrica.  

El 76 por ciento del agua en México se destina a la agricultura, pero una gran parte se desperdicia debido a la falta de infraestructura adecuada y tecnologías de riego eficientes. 

Mientras los grandes productores tienen más acceso a financiamiento para modernizar sus sistemas, los pequeños y medianos agricultores enfrentan dificultades para acceder a tecnología y recursos.  

Si el Plan Hídrico busca garantizar la sostenibilidad del campo, debe contemplar estrategias que permitan a los productores más vulnerables acceder a programas de financiamiento para la tecnificación del riego, recibir capacitación en gestión eficiente del agua y aprovechar el saneamiento y tratamiento del agua para uso agroindustrial.  

El impacto de la crisis hídrica en el campo también es un tema de seguridad alimentaria y desarrollo económico, pues la falta de agua para el riego podría traducirse en una menor producción nacional, incremento en la dependencia de importaciones y encarecimiento de precios. 

Además, si los pequeños y medianos productores no reciben apoyo para adaptarse a la nueva infraestructura, se verán desplazados del mercado, debilitando el tejido social y económico de las comunidades rurales.  

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