Hannah Arendt al reflexionar sobre ¿Qué es la política? Refirió que “la política se basa en el hecho de la pluralidad de los hombres”. La política tiene muchas apreciaciones, múltiples ideas y posturas, algunas incluso radicales.
No obstante, la política significa también la posibilidad de estar abiertos a las ideas plurales, y para ello, el pensamiento debe ser abierto, reflexivo y ante todo crítico, en consecuencia, conciliador a escuchar al resto.
La futura presidenta de México, Claudia Sheinbaum, el pasado 29 de mayo, resumió en 20 puntos los ejes más importantes de su Programa de Gobierno 2024-2030, de los cuales el 5to resulta fundamental para el desarrollo político de nuestro país: 5. Respetar y hacer respetar la diversidad política, social, cultural, de género y de identidad sexual. Seguir luchando contra cualquier forma de discriminación.
Conforme a lo anterior, se resalta la posibilidad de aprender, desaprender y reaprender nuevas formas de pensamiento y comportamiento que “más que dividir, integren un proyecto compartido”, aunque esto representa renunciar a posturas radicales en las que muchas y muchos nos hemos formado y reafirmado.
La política es más que la relación “amigo-enemigo” como alguna vez señaló Carl Schmitt o incluso en preceptos como “el que no está conmigo, contra mí está”. Necesitamos evitar pensamientos radicales que coloquen a la sociedad en la imposibilidad de escuchar al otro. Si pretendemos contribuir con el proyecto de gobierno en vísperas de su comienzo, es importante reconocer la imposibilidad de la perfección humana, pero sí, la posibilidad de encontrar puntos de equilibrios sociales.
La diversidad política, social, cultural y de género, así como de identidad sexual, son factores que suponen ampliar y reconocer los derechos de grupos vulnerables, así como hacerlos efectivos. Cada día se escribe la historia, cada día es posible aprender -y desaprender- del pasado, cada día es posible reflexionar acerca del presente que somos, y finalmente, cada día podemos fortalecer el camino hacia y por una cultura de la no discriminación, que sea guía de nuestro futuro.
Los ejes ya han sido trazados para disociar lo radical, en la búsqueda de la conciliación mediante la pluralidad; es parte del gobierno hacerlos realidad, pero debemos sumar como sociedad en su materialización. Y así evitar caer gustosamente hacia un precipicio social; baste recordar nuevamente a Hannah Arendt cuando se preguntó “¿no debería de cambiarse la esencia del hombre antes de pensar en cambiar el mundo?”. La cultura del pensamiento radical al conciliador comienza. Sumemos para el bien común.
POR DIANA LÓPEZ ZURITA
COLABORADORA
EEZ