Otra de las lecciones que nos dejó la jornada electoral del 2 de junio fue que el sistema de partidos está por terminar su existencia. No es privativo de México, quitando a Estados Unidos o el Reino Unido, vemos que alrededor del mundo los partidos políticos, ya no aglutinan a miembros, mucho menos a simpatizantes y, cada vez en menor medida, ni ideología.
Pasaron de ser organizaciones políticas donde se daba voz a las personas con intereses públicos y espacios de debate para la mejora social a ser agencias de colocación laboral o la caja (no tan) chica de sus líderes y camarillas.
Los partidos políticos dejaron su vocación para ser otra cosa muy lejana de la apreciación ciudadana que fueron el siglo pasado. No es casualidad que en el siglo 21 movimientos orgánicos como la primavera árabe, Podemos, algunas expresiones locales como la wiki política en Jalisco o no tan orgánicos como Morena ha tomado o tomaron en su momento el protagonismo político y electoral en sus respectivos sitios de influencia.
Es decir, la ciudadanía y, en su mayoría, la población joven se veía más atraídos por estos movimientos que por un partido político formal, establecido, burocrático y rancio. (*Aunque a la postre todos estos movimientos terminaron por caer en lo mismo)
A pesar de las evidencias, los partidos tradicionales en nuestro país, dígase PAN, PRI y PRD no supieron adaptarse a los nuevos tiempos políticos, tampoco acercarse a las nuevas audiencias (también dejaron de ser atractivos para su público cautivo), además de que sus manejos cupulares los han llevado casi a la extinción.
El ejemplo claro es el PRD (pero no será el único), el único partido de izquierda con alcance nacional que, desde 1989, era la expresión del progresismo, de la socialdemocracia, de una parte de México que estaba harto del partido único y que no coincidía con el opositor católico de derecha.
El PRD logró unificar la visión del ala izquierda del PRI, del Partido Comunista, del Partido Mexicano de los Trabajadores, de los partidos socialistas (PSUM y PMS), así como las expresiones sociales de todo México para convertirlas en un partido competitivo y con una idea clara.
Asimismo aglutinó las voces más autorizadas de la izquierda en todo el país como Heberto Castillo, Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas, López Obrador, Rincón Gallardo, Amalia García e Ifigenia Martínez, primera mujer candidata a la presidencia y quien entregará la banda presidencial a Claudia Sheinbaum en su calidad de presidenta de la Cámara de Diputados.
Sin embargo, con el paso del tiempo, comenzaron a olvidar sus ideales, sus luchas, sus líderes y, sobre todo, a la gente. Como respuesta, la gente también lo olvidó. Desde 2015 cada vez menos personas mostraban simpatías por el PRD y este 2024 se despidió del mapa de partidos políticos en México.
En la historia quedarán 35 años de existencia y aquellos pocos momentos de gloria, empero lo que recordaremos los mexicanos será la venta artera de dos de sus últimos senadores electos para abonar a una aplanadora de la Constitución. La sociedad mexicana olvidará con facilidad a un partido que pudo ser y no fue.
POR ADRIANA SARUR
COLABORADORA
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MAAZ