En clave de jazz

Olivia Revueltas: un minuto sin silencio

Perteneciente a una prodigiosa dinastía de artistas, el pasado 2 de agosto falleció la incomparable pianista derivado de afecciones en su salud

Olivia Revueltas: un minuto sin silencio
Pablo Iván Argüello / En clave de jazz / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Perteneciente a una prodigiosa dinastía de artistas, el pasado 2 de agosto falleció la incomparable pianista derivado de afecciones en su salud.

Hace casi 10 años, en la Fonoteca Nacional de México, dentro del ciclo “Iconos del Jazz en México” que dirigía, tuve la oportunidad de conversar con Olivia junto a la pianista Ana Ruiz y el escritor Evodio Escalante. La sesión de escucha la titulé “rebeldía, pasión y jazz” como una manera de evocar su personalidad. Su historia de vida me pareció fascinante por diversos motivos.

En primera instancia, las experiencias que tuvo junto a su laureado padre, el escritor duranguense José Revueltas, fueron aleccionadoras por los momentos de precariedad que vivió junto a él y la relación que tuvo con el arte (siendo muy pequeña) desde la militancia política.

En segundo lugar, la manera en la que narró cómo se abrió camino, como mujer, en el mundo del jazz en México, donde padeció la displicencia de colegas e incluso la recriminación de su entonces pareja quien le cuestionaba su ajetreada vida nocturna, propiciaron una reflexión profunda. Por último, la pasión desmedida que tenía por el género sincopado, y su conocimiento sobre sus artífices, mostraron porqué decidió entregar su vida a esta manifestación.

En aquella ocasión fue significativa la presencia de su hijo, el virtuoso guitarrista Julio Revueltas, porque, además de mostrarse sumamente conmovido, recordó cómo influyeron en su quehacer los pasos de su madre.

Destaco otros aspectos importantes de su biografía artística: a) comenzó su carrera profesional en 1978; b) en los ochenta dirigió, en La Casa del Lago, el ciclo “Jazz de 5 a 7”; c) en 1998 grabó su primer disco en la ciudad de Los Angeles titulado “Round midnight in L.A.”, junto al contrabajista Roberto Miranda y el baterista Billy Higgins; d) en el año 2001 sacó al mercado su segunda producción titulada “Angel of scissors”; e) en 2011 recibió un galardón en el Palacio de Bellas Artes como pionera del jazz en México; f) por parte del programa Pantalla de Cristal, en 2015, fue acreedora a un premio por la realización de la música original para el documental “Los días del hombre terrenal”; f) en 2016 ofreció un magno concierto en “El Teatro De La Ciudad”, por motivos de su regreso al país después de residir varias décadas en Estados Unidos; g) en 2018 le otorgaron el laurel “Mérito en las Artes” en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México y la medalla “Leona Vicario”.

Sin lugar a dudas el legado sonoro que dejará su ausencia física resonará a lo largo del tiempo. Por ese motivo, le dedico un minuto sin silencio.

Descansa en pazz, Olivia…

¡Hasta la próxima jazzofilos!

POR PABLO IVÁN ARGÜELLO

COLABORADOR

@antropologojazz

MAAZ

 

Temas