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El viaje de la generación primaria AMLO: entre mapas y ruidos, la vida sigue

En los próximos meses, se harán balances de la gestión del sexenio 2018-2024 desde todos los ángulos, perspectivas y preferencias posibles, lo cual considero bastante bueno y necesario

El viaje de la generación primaria AMLO: entre mapas y ruidos, la vida sigue
Alejandra Arvizu Fernández / Mexicanos Primero / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Y después de todo el ruido, la vida sigue. El 3 de junio, sin importar tu estado de ánimo, lo más probable es que saliste a trabajar, a abrir tu negocio, a quejarte del tráfico y el calor, a sonreír por algo inesperado, a platicar, a seguir esforzándote. Así también lo hicieron más de 13 millones de niñas y niños de entre 6 y 12 años que asisten a la escuela primaria en nuestro mágico país. Como siempre, se levantaron, se alistaron y asistieron a la escuela para seguir esforzándose, para aprender.

En los próximos meses, se harán balances de la gestión del sexenio 2018-2024 desde todos los ángulos, perspectivas y preferencias posibles, lo cual considero bastante bueno y necesario. Pero hoy quiero invitarte a que nos detengamos y más que de balances, hablemos y pongamos más atención a las niñas y niños que este ciclo escolar concluyen su primaria, hablemos de la generación de primaria AMLO.

En 2018, no solo el actual presidente Andrés Manuel López Obrador tomó posesión de sus funciones, sino que también 2.2 millones de niñas y niños de aproximadamente 6 años tomaron sus lugares en su primer grado de primaria. Hoy quiero hablar de esta generación, esta maravillosa generación que ha logrado seguir adelante no solo superando los desafíos normales de la niñez, sino también las esquizofrenias excepcionales del sistema educativo y la naturaleza.

Mientras escribo estas líneas, faltan aproximadamente seis semanas para que aquellas niñas y niños que iniciaron su aventura educativa en la primaria con AMLO la culminen, al igual que él culminará su cargo de presidente de la República. Con un cálculo superficial y sencillo, y considerando la tasa de terminación, podemos decir que de esas 2.2 millones de niñas y niños, en seis semanas 2.1 millones se estarán graduando.

La generación AMLO comenzó su educación primaria en el ciclo escolar 2018-2019, utilizando los planes y programas de 2017, los cuales podemos imaginar como un mapa de viaje. Este mapa los acompañó durante la totalidad de su primer año. Sin embargo, en su segundo año, el mapa se tuvo que cortar, debido a la pandemia de COVID-19 y toda la confusión del momento, las clases se vieron suspendidas antes de Semana Santa y desde el fin de estas hasta la culminación del ciclo escolar se vivió una desorganización tal que no me aventuraría a asegurar que se completó el grado a distancia. Su tercer año, y por la misma situación, lo vivieron totalmente a distancia, su mapa tuvo que ser esta vez ajustado de forma radical, perdiendo ciertos caminos y enfocándose solo en hacer transitables los más elementales. Durante todo ese tiempo no fue cualquier cosa lo que intentaban aprender, eran aprendizajes fundamentales de la lecto-escritura y las matemáticas, que sirven de base para todos los futuros aprendizajes. Desde esta perspectiva, no fue solo la naturaleza la que les obligó a adaptar su camino educativo, sino que la falta de reacción y organización del sistema los desoriento aún más.

Cuando regresaron por fin a la escuela de forma presencial, encontraron que, por una decisión administrativa, su mapa ya no servía, y tendrían que utilizar uno más antiguo, el de 2011, cuyo cuarto año (grado que ellas y ellos iniciaban) no partía exactamente de donde estaban, obligándolos a reorientarse nuevamente para continuar su camino con este nuevo-viejo mapa. Como nota hacia el futuro cercano, esta desorientación no será la última de esta generación; cuando la generación AMLO inicie en unos meses la secundaria, se encontrará con un mapa totalmente diferente, el de la Nueva Escuela Mexicana. Su viaje ha sido de todo menos estable, reflejando la esquizofrenia del sistema educativo.

En cuanto a sus logros de aprendizaje, las consecuencias de esta inestabilidad parecen hacerse presentes. De la generación AMLO solo tenemos una frágil referencia a sus logros de aprendizaje con la prueba diagnóstica-muestral, no representativa, realizada por MEJOREDU en el ciclo escolar 2022-2023, cuando la generación AMLO cursaba el quinto año de primaria. Sabemos que en lectura los estudiantes de esta generación alcanzaron solo el 38.9% de aciertos, y en matemáticas el 32.8%. La esquizofrenia tuvo sus consecuencias.

A pesar de todo, este año esos más de 2.1 millones de niñas y niños lo han logrado. En seis semanas, después de todo el ruido de las campañas electorales, estas niñas y niños terminarán la primaria, pero a diferencia de AMLO, ellas y ellos no se irán a descansar a un rancho; deberán regresar a las aulas el siguiente ciclo escolar ahora a secundaria, tratando de compensar de alguna manera todo lo que los recortes y cambios de mapa les han quitado. En mi reflexión, toda mi admiración va dirigida a esas niñas, niños y sus redes de apoyo, mientras que todo mi pesar recae en un sistema que a les ha quedado notablemente corto con su esquizofrenia y falta de reacción. Ellas y ellos salieron a aprender el 3 de junio, como lo han hecho en los últimos seis años, porque para ellas y ellos aprender importa y saben que justamente a pesar de todo el ruido, la vida sigue.  

POR. ALEJANDRA ARVIZU FERNÁNDEZ
DIRECTORA DE MONITOREO DE POLÍTICAS EDUCATIVAS EN MEXICANOS PRIMERO 

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