El análisis de resultados electorales que incomoda a Dante Delgado y lo llevó a estallar hace unos días en una conferencia, significa un antes y un después para MC. El parteaguas trae aciertos y éxitos, pero también derrotas y fracasos.
Hay nuevos liderazgos que tendrían que adquirir mayor relevancia, viejos líderes que deberían hacerse a un lado, políticos que demostraron eficacia y capacidad electoral, y otros que salieron severamente golpeados.
No tendría que haber dudas: Jorge Álvarez Máynez debe ser el nuevo líder de MC. Si bien la campaña vendió como un producto comercial a quien ha demostrado en el Congreso ideas, sustancia y contenido, nadie puede restarle mérito: obtuvo poco más del 10% de la votación. Un candidato emergente, que hace seis meses era desconocido por la mayoría, no solo salvó el registro para su partido, sino que conectó con un segmento del electorado huérfano. Es el mayor activo electoral de MC. Si decide volver a la política de los puentes y el diálogo, y abandonar la del pleito y confrontación, y capitaliza lo sembrado, puede ser el líder que continúe haciendo crecer su marca. Con él, como parte del relevo generacional, van Juan Zavala Gutiérrez y Laura Ballesteros. Ambos jóvenes y cercanos a él, irán a la cámara de diputados desde donde podrían articular buena parte del futuro naranja. Y con ellos, visiones que nutran y le den amplitud y contenido a lo que viene, como Gibran Ramírez.
En la otra cámara, el liderazgo de Luis Donaldo Colosio tendría que encontrar compañía y eco. En la campaña se comportó con madurez, esquivó insultos y no cayó en la moda electoral de los adjetivos. Llega con ideas claras de lo que le vendría bien al país y a su partido. No se compra pleitos ni los busca. Ha llamado -me lo dijo hace unos días en la radio- al “diálogo y a construir la última pieza de resistencia desde el Senado (…) pero tampoco se trata de ser ‘opositodo’”. Colosio tiene juventud y futuro. Su nombre y posiciones suman a los naranjas.
La dupla Enrique Alfaro-Pablo Lemus también fue ganadora. El gobernador de Jalisco porque retuvo el estado para su grupo político (más allá de la disputa con la cúpula de MC) y ganó la capital, Guadalajara. Alfaro ha sido una voz clara que no se calla: pintó su raya con Dante y Samuel García. Lemus no se desmarcó pero es un hecho su cercanía política y personal con Alfaro. Van juntos. En MC lo necesitan. ¿Escucharán lo que desde Jalisco tengan que decir?
El mayor perdedor en MC fue Samuel García. Perdió los 14 distritos electorales federales. Perdió la capital, Monterrey, con su esposa Mariana Rodríguez. Y en el Congreso local solo tendrá nueve de 42 legisladores. Samuel tiene un margen de maniobra reducido y quizá no encuentre más opción que plegarse a Morena y Claudia Sheinbaum, como lo hizo con AMLO, para sobrellevar un gobierno que ha estado repleto de anuncios estridentes que han quedado solo en pirotecnia (como la construcción de la fábrica de Tesla, de la que no se ha colocado ni la primera piedra).
Dante, que tenía en Samuel y Mariana a sus mayores apuestas, sale damnificado. Sus muchachos no fueron efectivos electoralmente. Por si fuera poco, MC solo ganó un distrito de los 300 en el país (y fue en Jalisco).
Le creció Máynez, Alfaro tuvo razón, Lemus ganó de la mano del gobernador de Jalisco y Colosio se manda solo. Esas voces son las que mayor eco deberían tener al interior. El jefe Dante, como le dicen los suyos ya huele más a pasado que a futuro.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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