Pensando en beisbol

Su Majestad, dominando…

Incluso por momentos parece como si la salud de los lanzadores de 100+ mph está ya más digamos “visible”, cuando antes se cuestionaba su durabilidad.

Su Majestad, dominando…
Alejandro Aguerrebere / Pensando en béisbol / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

A no pocos les resultará familiar esa expresión: si bien el beisbol es El Rey de los Deportes, el pitcheo es Su Majestad.

No es cualquier implicación, cuando hablamos del recurso más preciado y en el cual se piensa si se buscan tener oportunidades reales para un campeonato.

Es más, para una temporada digna, necesitas serpentina, incluso para tener un equipo atractivo y encontrar “elementos para canje” necesitas adquirir y desarrollar todo el sistema de lanzadores que puedas, no es ciencia cuántica y sí es supervivencia para cualquier organización dentro del beisbol.

En el remoto caso de que (increíblemente) te sobren látigos, quizá puedas suplir la carencia de un buen bateador de poder, eso no está en “el librito” inexistente del beis, aunque todos sabemos cómo se moverán los equipos en la idea de potenciar sus chances.

En la presencia del deporte del diamante durante tres siglos distintos, las altas y bajas dentro de la dominancia del pitcheo han sido motivo de interesantes piezas de análisis, solamente ahora tenemos una etapa digamos única y quizá no para verse como especial o animadora por aquello por mencionar…

Es evidente como toda esa ciencia aplicada al desarrollo en los efectos de los lanzamientos, está teniendo efectos devastadores en las pretensiones de los bateadores. Se tiene en verdad mucho trabajo científico desde la misma biomecánica del lanzador, la manera de tomar la pelota con esas 108 costuras las cuales también –adivinaron ustedes– tienen injerencia los lanzadores mismos en cuanto a las sugerencias para la fabricación.

(Incluso accedimos a una fotografía reciente de cómo comparas las costuras desde par de ejemplares de las pelotas de juego y sí, en todo están los coaches de pitcheo)

Esta entrega surge desde lo planteado por Tom Verducci en su espacio, resaltando ejemplos como el de Christian Scott, un muchacho drafteado en rondas nada principales y quien está lanzando prácticamente con un repertorio de cuatro pichadas de las que se denominan “plus” por su calidad conforme al resto de sus colegas.

¿Cuánto es lo que vale ese repertorio de Scott? Por supuesto no podemos soslayar el trabajo físico, atlético y de mentalidad, pues una cosa es tener la capacidad de lanzar la pelota para esos efectos y otra muy distinta es tener “comando” y saber “alojar” esas pedradas en las esquinas de la zona de strike, algo de vital importancia hoy para cualquier pitcher ligamayorista.

También con el debut de Paul Skenes a sus 21 años y con un slider tan mortífero como lo es de encantadora la sonrisa de su muy guapa novia, se da uno cuenta de cómo el efecto de esas pichadas es cada vez más pronunciado.

Incluso por momentos parece como si la salud de los lanzadores de 100+ mph está ya más digamos “visible”, cuando antes se cuestionaba su durabilidad.

Cierra dicho artículo con la parte quizás más difícil de zanjar: los bateadores ligaminoristas no se están preparando para la variación de efectos (giro de la pelota) en las Grandes Ligas, en la época es -dicho por el manejador de los Guardianes-donde más difícil es… batear.

POR ALEJANDRO AGUERREBERE

COLABORADOR

EEZ

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