En recientes días hemos visto como Movimiento Ciudadano (MC) ha adoptado como candidatos a personajes provenientes de otros partidos políticos, como lo es Gibrán Ramírez, Sandra Cuevas, Alejandra Barrales. Lo anterior, si bien nos muestra la facilidad con la que estos personajes pueden cambiar de postura política, si es que algún día la tuvieron, también nos refleja que el partido carece de base política.
El gobernador de Nuevo León, Samuel García, creyó tener la puerta abierta para poder contender por la presidencia de la República contando con el abanderamiento de Movimiento Ciudadano y acompañado de su esposa Mariana Rodríguez, quien ha mostrado lograr un efecto importante en redes sociales. La carrera concluyó incluso mucho antes de empezar, debido a que la ley lo obligó a retomar su puesto como gobernador y dejar el espacio de la candidatura vacío, no sin antes asegurar la permanencia de su esposa dentro de la política, al convertirse en la candidata de MC por la alcaldía de Monterrey.
Hoy en día Movimiento Ciudadano ha buscado mostrarse como un partido diferente, “nuevo” en comparación con el resto, sin embargo, ¿qué tanto en verdad representa una opción diferente? Al final, está integrándose de políticos provenientes de aquellos antiguos partidos políticos a los que critica, y no precisamente de los mejores perfiles.
Si los líderes de Movimiento Ciudadano consideran que el efecto Mariana Rodríguez o el “fosfo fosfo” bastará para lograr la sobrevivencia del partido, así como aspirar algún día a tener un contendiente verdaderamente fuerte por la presidencia de la República, están en un error. Las redes sociales juegan un papel importante de difusión, sin embargo, no sustituyen acciones y proyectos de gobierno.
Movimiento Ciudadano se muestra como un “boom” o una alternativa a la vieja política, sin embargo, requiere de un arduo trabajo para convertirse en aquello que promete y no acarrear las malas prácticas de los viejos partidos de donde atrae a sus representantes, ya que, de no hacerlo, será más de lo mismo.
La coalición Fuerza y Corazón por México (PAN, PRI y PRD), son otro ejemplo de lo viejo que quiere hacerse pasar por nuevo, sabemos que ante una situación de desesperación han buscado unirse para hacer frente a la candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia, no con posibilidades de ganar, sino con el fin de conservar los pocos espacios que aún tienen, pero sin un proyecto claro.
En tiempos electorales es común hacer promesas, sin embargo, lo “nuevo o diferente” hasta ahora ha dado pocos indicios de presentar propuestas y verdaderos planes de gobierno, si en este momento no lo tienen, es muy dudoso que a futuro con un escaño ganado se preocupen por definirlo. Si no se tiene claro el rumbo de “esa nueva política” parece arriesgado apostar por ella.
POR MARISOL CUECAPAN ROMERO
X: @MARISOLCUECAPAN
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