Más allá de las buenas intenciones que rodean las decisiones destinadas a mejorar la realidad de la población, es crucial reconocer la brecha entre las experiencias de quienes toman decisiones y la mayoría de los mexicanos.
Te invito a hacer conciencia y reflexionar ante las circunstancias y necesidades de otros, a cuestionar las percepciones arraigadas para que te sumes a hacer una diferencia cuando esté en tus manos.
¿Y quién me da derecho de apelar a tu conciencia? En realidad nadie, pero tampoco se me puede negar.
Y si tan solo tú, te tomas un respiro y me das la oportunidad de leerme hasta el final, tal vez te deje algo positivo y que el riesgo de ser la primera y última vez que escribo, haya valido la pena.
Si bien egresé de Harvard, egresé también de una universidad pública cuyo nombre seguro no has escuchado, con una cuota semestral de dos mil 500 pesos, de risa para algunos, para mí, en aquel momento, difícil de cumplir.
Con tres trabajos y la mejor actitud, fue de 15 pesos la suma que me quebró. Ese día dejó una gran huella en mí, salí corriendo de la cafetería y me escondí para llorar por la frustración, el enojo y la vergüenza de no poder comprar una simple botella de agua.
Porque no podía darme el privilegio de saciar mi sed y me prometí trabajar incansablemente para no volver ahí, pero ese recuerdo me mantiene en la tierra para no olvidar que la realidad de nadie es fácil, que mi realidad no es la de todos y en cada decisión que tome, debo detenerme a pensar en la realidad de los demás; de la mayoría.
Como te imaginarás, llegar a Harvard no fue nada fácil, pero esa no es la historia con la que te quiero dejar.
Es probable que como yo, tengas o conozcas historias así, que te permitan reflexionar más allá de tu circunstancia actual. Y eso es lo que te pido, que te aferres a ella, no para estancarse sino para que sea el token al que apeles cinco minutos antes de decidir por los demás.
En mi andar post Harvard, me he encontrado con excelentes personas, humanas, de gran corazón, que genuinamente buscan hacer el bien y a quienes admiro, pero que toman decisiones desde su propia realidad, sesgando la verdad de otros y perdiendo múltiples oportunidades de abrir las puertas a quienes luchan por salir de la adversidad.
Alguna vez alguien me dijo que “cualquier persona que logró llegar a una universidad pública o privada, sabe cómo acceder a una maestría en el extranjero”.
Quien me lo dijo, no sabe que millones de personas desconocemos estas oportunidades, mucho menos nos creemos o somos aptos para ellas, no sabemos escribir un ensayo, un artículo o comunicarnos de manera efectiva porque nadie nunca nos enseñó y, peor aún, porque financieramente es un sueño inalcanzable.
Los retos son innumerables y el sistema parece hecho para que lleguen los mismos o para no llegar, no responde a la circunstancia actual de millones de mexicanos.
Si estás leyendo, te pido hacer el compromiso contigo mismo de hacer la diferencia con tus decisiones, de detenerte a reflexionar desde los zapatos de alguien con un contexto distinto, adverso y complicado, a decidir pensando en la historia de quien te inspire lo suficiente para abrir una puerta a la vez.
Apelo a tu empatía y te llamo a la acción en lo poco o mucho que puedas hacer.
P.d. Gracias Nadia Ñuu por inspirarme a escribir.
Doris I. Gutiérrez Félix
Ingeniera Industrial, Maestra en Administración Pública por la Universidad de Harvard
@dorisgtz
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