Su formalidad era su carta de presentación. Fue siempre un hombre de proyectos, como aquel de Roca Magisterial, un poblado campestre en la montaña de Baja California y limítrofe de los Estados Unidos. Aspiraba que allí se estableciera una garita y naciera un nuevo centro de población. Manuel y su familia tienen orígenes jaliscienses, emigrados desde muy jóvenes a tierras cachanillas. Se inscribió en la naciente Normal Nocturna y de allí egresó en la segunda generación de esa, nuestra Alma Mater.
Como buen gremialista, luchó por la vigencia de la seguridad social de sus compañeros docentes, cuando sucesivos gobiernos estatales convirtieron el Issste local en una caja chica.
Fue un buen dirigente sindical del magisterio y diputado local en los ochentas.... pero eso no lo llenó. Abrió un vasto programa educativo privado cuando las escuelas preparatorias eran insuficientes y los jóvenes optaban por el autoempleo o la emigración, ante la falta de oportunidades educativas locales en Mexicali.
Manuel inició su proyecto estableciendo una escuela secundaria con el nombre de “16 de septiembre”, en honor a la fecha de la Independencia –en la colonia del mismo nombre-, y poco a poco creció hasta constituir una organización educativa que va desde el maternal hasta el doctorado, todo a base de tenacidad y visión.
Esa será al paso del tiempo, su mayor herencia: un sistema de educación para clases populares enfocado a la calidad y con una extraordinaria dedicación y cuidado por sus docentes.
Lo conocí cuando Manuel fue mi maestro titular y yo practicante de la Escuela Normal Nocturna. Era la época en la que los normalistas estaban muy enfocados a la práctica previa al ejercicio formal de la docencia. Coincidimos, Manuel y yo, en repetidas ocasiones en varios proyectos sociales, como la cena de navidad para gente menesterosa en el centro cívico de Mexicali.
Se fue el maestro Manuel Ruelas Jiménez en una tarde de otoño, sin aspavientos ni grandes homenajes. Se queda su legado y por supuesto, una familia de emprendedores que darán seguimiento a su visionario proyecto.
POR ANTONIO MEZA ESTRADA
COLABORADOR
MAAZ