Ventana Política

México en el mundo

Parte del ominoso legado de la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador fue el deliberado aislamiento internacional

México en el mundo
Verónica Ortiz / Ventana Política / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

La asistencia de la presidenta Claudia Sheinbaum a la cumbre del G20 celebrada en Río de Janeiro hace dos semanas marcó un doble hito. 

De entrada, el viaje fue bien visto por la población. Así lo consigna el sondeo de QM Estudios de Opinión, en alianza con Heraldo Media Group publicado este miércoles, donde un contundente 84% de los encuestados respondió que la participación de la presidenta “beneficia a México” (https://heraldodemexico.com.mx/nacional/2024/12/4/ir-al-g20-beneficia-mexico-revela-encuesta-658891.html) y casi la mitad sabe que el G20 agrupa a las economías más importantes del mundo. Además, con el viaje a Brasil, la nueva jefa del Estado evidenció la capacidad de tomar sus propias decisiones y que entre las prioridades de su gestión está el regreso de México a la escena global.

Parte del ominoso legado de la administración del expresidente López Obrador fue el deliberado aislamiento internacional. Así lo consigna el reciente informe de la organización independiente Signos Vitales (signosvitalesmexico.org).  Felipe Calderón viajó 76 veces al exterior y Enrique Peña lo hizo en 85 ocasiones. López Obrador realizó siete giras al extranjero en todo su sexenio. De ellas, sólo tres fueron a foros multilaterales: Consejo de Seguridad de la ONU (2021), Cumbre de líderes de América del Norte (2021) y Cumbre del mecanismo de Cooperación Económica Asia-Pacífico, APEC (2023). 

La política exterior obradorista sirvió a las filias y fobias ideológicas de AMLO y no a los intereses del país. Los casos más polémicos se dieron con el rescate del mandatario de Bolivia Evo Morales que pretendía permanecer en el poder tras un fraude electoral; el asilo al vicepresidente ecuatoriano condenado por corrupción, o la defensa del mandatario peruano Pedro Castillo luego de intentar dar un golpe de Estado. Esto sin contar el permanente apoyo a las dictaduras de Venezuela y Cuba, o los insultos a los miembros del Parlamento Europeo.

Pese a ostentarse como un gobierno pacifista, acabamos peleados con socios y aliados. Las pausas fueron la medida preferida por López Obrador, por ejemplo, con España; o el desdén diplomático, como hizo con Panamá, o la franca ruptura, como sucedió con Perú y Ecuador.

Con Estados Unidos, la relación fue de claroscuros y terminó mal, pausando también al embajador Salazar. Y un trato de absoluta indiferencia hacia Canadá. Frente al regreso de Trump a la Casa Blanca y la revisión del T-MEC, dicho abandono nos está pasando factura.

Es de esperarse que la Presidenta vaya tomando las riendas de su administración y soltando las amarras del pasado para atender las crisis heredadas. Claramente, lo está haciendo en materia de seguridad. Ahora, además de abandonar los “abrazos, no balazos”, convendría jubilar aquello de “la mejor política exterior es la interior” y reivindicar el lugar que le corresponde a México en el mundo. En esta tarea cuenta con el favor ciudadano. 

POR VERÓNICA ORTIZ

COLABORADORA

@veronicaortizo

MAAZ

 

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