Desde afuera

Una victoria real, pero...

El presidente electo Donald Trump y los republicanos hablan de su formidable victoria el pasado 5 de noviembre, y de acuerdo al menos con su visión

Una victoria real, pero...
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

El presidente electo Donald Trump y los republicanos hablan de su formidable victoria el pasado 5 de noviembre, y de acuerdo al menos con su visión obtuvieron un auténtico alud.

Pero es una avalancha que no deja de provocar algunas preguntas, incluso su relación con las minorías. Aunque su victoria de 312 a 226 en el Colegio Electoral, el que determina la presidencia, fue clara, su arrastre popular no lo es tanto:  96% del voto contado, Trump tiene  49.97% contra 48.36% logrado por la vicepresidenta Kamala Harris, la candidata demócrata. En términos de votos, son 77 millones contra 74.4 millones.

Nada desdeñable, por cierto, y menos cuando lograron también  una mayoría de cinco votos en el Senado y una pequeña superioridad en la Cámara baja, que bien podría estar a uno o dos escaños de quedar en compromiso. Las implicaciones son, sin embargo, interesantes. De acuerdo con las propias cuentas republicanas, sería posible estimar que las minorías latina y afro-estadounidense aportaron siete millones de votos del total de Trump, o sea que sin ellos tal vez no hubiera triunfado o hubiera vuelto a ganar el voto electoral sin mayoría popular.

Por lo que se sabe, una gran parte de los latinos que votaron por Trump fueron de origen cubano, venezolano, centroamericano de un sector mexico-estadounidense. Aquellos, en buena medida, por convicciones políticas vinculadas con las condiciones en que ellos o sus padres debieron salir de sus países. Los mexicano-estadounidenses, probablemente, más por preferencias personales y la economía.

Pero esos votos abren preguntas, incluso una sobre lo que hará el Partido Republicano para retener esos votos. Cierto que en el caso de votantes de origen cubano, venezolano y centroamericano tienen su política exterior y su animadversión por países 'comunistas' como Cuba, Venezuela y Nicaragua como ventaja. El creciente republicanismo en el estado de Florida, puede ser atribuido en parte a la creciente población de esos orígenes. Pero no es suficiente. Deberán ofrecer más de lo que han hecho hasta hoy.

De ser confirmado, el cubano-estadounidense Marco Rubio será el primer latino en servir como Secretario de Estado. Pero Rubio tiene una larga carrera propia como senador. Trump ya anunció su gabinete y además de Rubio tiene solo otras dos personas "de color" entre sus colaboradores inmediatos: el afro-estadounidense Scott Turner, exlegislador estatal de Texas y orador motivacional, para Vivienda y Desarrollo Urbano, y la representante méxico-estadounidense republicana Lori Chavez-DeRemer, en el Departamento del Trabajo.

Pero salvo el Departamento de Estado, los otros nombramientos no son tan importantes, de acuerdo con Alberto Gonzales, que fue Procurador General de los Estados Unidos durante el segundo periodo de George W. Bush (2004-2008). Están "donde históricamente se coloca a las minorías", dijo Gonzales, citado por Politico.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS   

COLABORADOR    

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM                                  

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