Columna invitada

Migrar es humano

La migración es uno de los fenómenos más antiguos e incluso naturales de la humanidad. En cierto momento del pasado, los primeros seres humanos comenzaron a caminar

Migrar es humano
Ignacio Anaya / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

La migración es uno de los fenómenos más antiguos e incluso naturales de la humanidad. En cierto momento del pasado, los primeros seres humanos comenzaron a caminar, a avanzar con el propósito de hallar un lugar óptimo para sobrevivir y, después, para vivir mejor; pero no se detuvieron ahí. Sus marchas continuaron por todo el planeta, a través de travesías peligrosas, sin lugar a dudas. Muchos perecieron en el camino, sin alcanzar un destino que ni siquiera conocían.

Todos provenimos de esas primeras caminatas, motivadas por distintas necesidades y factores que impulsaron a la humanidad a moverse. Así se produjo la expansión que nos colocó como habitantes en casi todo el globo. Muchos de los grandes relatos históricos incluyen procesos migratorios; pensemos, por ejemplo, en la fundación de Tenochtitlán. Detrás de varias civilizaciones, la migración se halla inscrita en su narrativa.

Desde el registro de las primeras migraciones hasta la actualidad, este fenómeno continúa acompañando a la humanidad. Se plasma en los discursos, genera políticas, modifica las demografías y, sobre todo, nos recuerda que la otredad permanece latente en las relaciones humanas. Ella configura las percepciones frente a ciertos grupos: peyorativas hacia quienes provocan histeria y miedo, y afables hacia los bienvenidos. Vale la pena preguntarse: ¿A quiénes negamos? ¿A quiénes aceptamos? Estas cuestiones merecen mayor reflexión, especialmente en México.

La migración genera narrativas. Por un lado, se encuentra el relato de quienes la emprenden: testimonios valiosos que incluyen origen, destrucción, violencia, soledad, valentía, incertidumbre y esperanza. Por otro, estos discursos se enfrentan a los de las sociedades receptoras, las cuales apelan a la paranoia, el temor y los mecanismos de la otredad para antagonizar a los migrantes, convertirlos en enemigos y responsabilizarlos de los males que aquejan a una nación.

En este 2024, los discursos políticos han hecho eco del tema migratorio. En Estados Unidos, se ha convertido en una de las principales interrogantes del nuevo mandato. Al mismo tiempo, México permanece a la expectativa de su vecino del norte para definir su propia política migratoria.

Hace tiempo que el país dejó de ser únicamente un punto de salida o de tránsito, pues ahora también es un receptor. Entonces, ¿qué domina las percepciones de las y los mexicanos hacia las personas migrantes? ¿La empatía o la otredad? ¿La bienvenida o el desprecio? No seamos sordos ni hipócritas ante estas preguntas, pues en ellas nos reconocemos y confrontamos con nuestra realidad.

POR IGNACIO ANAYA

COLABORADOR

@Ignaciominj

MAAZ

 

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