Columna Invitada

La paradoja de lo verdaderamente criminal

Como sabes, la definición occidental de un infractor o criminal depende de que las conductas se apeguen al cumplimiento de las reglas establecidas por el sistema gubernamental

La paradoja de lo verdaderamente criminal
Sara Morgan / Columna Invitada / El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Seguramente escuchaste del asesinato de Brian Thompson, director ejecutivo de UnitedHealthCare, en Nueva York, hecho que estremeció a Estados Unidos. Pero no por la reacción de condena hacia el asesino, sino precisamente, por lo contrario, la solidaridad hacia el perpetrador, lo cual expuso la rabia de muchos ciudadanos contra las aseguradoras de salud privadas.

En México las complejidades de un pleito entre influencers, donde por un lado una “grafóloga” (ya sabemos que es MaryFer Centeno), atenta contra la lógica inventando diatribas que han sido criticadas por otro influencer a quien se conoce como “Mr. Doctor”, este último violentando algunas reglas de respecto de género, inscritas en las normas estatales de nuestro país.

Como sabes, la definición occidental de un infractor o criminal depende de que las conductas se apeguen al cumplimiento de las reglas establecidas por el sistema gubernamental. Con lo cual, saber si una acción es aceptable o no, parte del hecho de establecer si se siguieron o no las normas, pero el conflicto central va más allá de la normatividad exigida en las estructuras jurídicas, ya que se requiere que esto no sea una simple formalidad sino la confluencia de tres conceptos: legalidad, moralidad y ética, que no son lo mismo pero que únicamente vinculándose, dan paso a la justicia.

El conflicto central se explica mediante una pregunta fundamental: ¿Dónde radica el respeto? En aquellos que ocultan su deshonestidad bajo el paradigma de cumplir el orden jurídico, o en aquellos que asumen su falta abiertamente. En ese sentido (sin que se deje de condenar tanto el asesinato, como la violencia de género), en ambos casos parece que la sociedad valora más la moralidad que el cumplimiento de una legislación que parece no cuidar lo más importante, a las personas.

Analizando el primer caso, millones de norteamericanos tienen la complejidad de un sistema de salud privado que no siempre atiende, paga o se hace responsable de los costos de sus enfermedades, por lo cual el mensaje suscrito en las balas del perpetrador hizo eco en gran parte de los americanos, a quienes les hizo sentido lo que se critica de las aseguradoras por retrasar el pago a las personas, negar la cobertura médica y luego defender sus acciones.

Irónicamente, quien es perseguido por la ley, como un ser inmoral y criminal, es visto como un vengador (reitero no se justifica ningún hecho de violencia, más se explica el hecho). Más allá de hacer una crítica a la hipocresía de las autoridades, este atentado parece utilizar el concepto de legalidad como una metáfora de la hipocresía de los grandes corporativos que, en lugar de ayudar con la salud de sus clientes, sólo explotan la parte económica, ayudados de cabilderos que logran legislaciones favorables al sector empresarial lo que perpetúa abusos importantes a las personas en sus momentos críticos.

En el caso mexicano, lo irónico es que la denuncia hacia Mr. Doctor, se ubica en la agresión mediática y a cuestiones, que aunque mucho tienen de cierto, pasa por alto que sin aquella intervención, la distribución de información falsa, engañosa y reiterada habría dañado de  forma masiva a mucha de la población que llega a confundir la verdad con la ignorancia, contribuyendo a la proliferación de daños en el cuidado de la salud, lo que genera muchas personas no busquen o acepten consejos de profesionales.

Este conflicto en México hace patente que, si bien es cierto, que el Dr. Octavio Arroyo o Mr. Doctor, se excedió en comentarios denostativos hacia la comunicadora, la autoridad debe tener la capacidad de evaluar qué preceptos de seguridad comunitaria están por encima de lo individual.

Así llegamos a la última pregunta. En una sociedad que valora más las apariencias que el bienestar de los demás, ¿ser una persona honesta es realmente algo malo?

Nunca olvidemos que la ética, la moralidad y la legalidad tienen que estar vinculadas para no resultar meros formalismos.

Hoy por lo pronto, otro caso muy lamentable en una escuela en Estados Unidos, ha dejado un total de cinco personas muertas.

Me parece que esto puede ser resultado de la falta de atención a la salud mental de millones de personas. Por lo cual, se requiere que haya preponderancia, tanto de valores como de acciones, para atender lo realmente criminal.

POR SARA MORGAN

PAL

Temas