Apuntes De Guerra

Lo que viene (y lo que no) para Siria

Como toda dictadura que no se ocupa de lo estructural y cree que su poder radica en la represión, se desmoronó cual castillo de naipes

Lo que viene (y lo que no) para Siria
Gabriel Guerra / Apuntes de Guerra / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Imposible describir lo que significa la caída de uno de los regímenes más brutales y sanguinarios del mundo, una dictadura que se pretendía dinástica y que solo logró hundir a su país en el más profundo de los pantanos.

Siria, otrora la nación árabe más culta, educada y sofisticada, es ahora la fosa común en que se depositan generaciones de sirios que murieron en la esperanza, o la desesperanza, que provoca una dictadura que no ceja ante nada: ni la presión internacional, ni las protestas inicialmente pacíficas, ni la rebelión abierta, ni la guerra civil lograron hacer entrar en razón a los Assad, padre e hijo, que tendrán el oprobio de haber destrozado a su pueblo.

Podríamos escribir una larga, larguísima reseña de todos los horrores de los Assad en Siria, pero tendríamos que diferenciar entre la brutalidad sistemática del padre hasta la bestialidad irracional del hijo, que solo supo cómo superar a su progenitor aplicando la más despiadada violencia.

Como toda dictadura que no se ocupa de lo estructural y cree que su poder radica en la represión, la de los Assad se desmoronó como castillo de naipes. De nada sirvió la ayuda militar rusa, más que para prolongar la agonía colectiva y —tal vez— para desactivar a los grupos yihadistas más radicales de la primera etapa de la insurgencia o guerra civil. Al final, los mismos rusos se dieron cuenta de lo inútil de ese despropósito que encabezaba Assad.

Ahora viene lo complicado, y debemos verlo con una perspectiva amplia y generosa: generosa para reconocer el esfuerzo heroico de quienes resistieron y combatieron arriesgándolo todo; generosa para reconocer la alegría y el optimismo tal vez irracional de quienes abandonan las mazmorras en que los tenía aprisionados el viejo régimen.

Mirada amplia para entender que las insurgencias no son monolíticas y difícilmente representativas de todos los sectores. Que habrá ganadores y perdedores y que el futuro de Siria es hoy tan claro como el de una plancha de piedra sin labrar.

¿Se impondrán los radicales religiosos o los moderados? ¿Habrá un estado funcional en el corto plazo? ¿Qué harán las potencias extranjeras, empezando por Israel, Irán y Rusia y terminando con un EU trumpiano que no quiere saber de la región?

Por lo pronto, lo que sí sabemos es que Siria tiene una estructura social muy diferente a la de Libia o Afganistán, por lo que cualquier comparación es no solo ociosa sino absurda. Por historia, por tradición, por sus clases medias y sus clases ilustradas, Siria está mucho más cerca de poder ser una nueva república, tal vez teológica, que de ser un resabio de la Yihad.

El que lo logre depende, también, de lo que el resto del mundo haga para dejar a los sirios decidir su propio destino.

Siria se ha liberado. Que sea para bien.

POR GABRIEL GUERRA CASTELLANOS 

GGUERRA@GCYA.NET   

@GABRIELGUERRAC

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