Para sorpresa de la misma bancada de Morena en el Senado, Rosario Piedra Ibarra, actual presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, señalada por serias deficiencias en su gestión, se coló en la terna para renovar la presidencia del organismo.
De nada sirvió que unánimemente organizaciones civiles de defensa a los derechos humanos señalaran en el parlamento abierto que su gestión fue un desastre o incluso que fuera la peor evaluada de quince aspirantes: Piedra Ibarra fue incluida por sobre Tania Ramírez, la segunda aspirante mejor evaluada, y actual directora ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia en México, un excelente perfil, quizá muy bueno para lo último a lo que estamos acostumbrados.
¿Cuál fue el motivo para que con calzador se incluyera a Piedra en la terna? El senador Enrique Vargas del Villar me dijo que pudo ser la “línea Palenque”, o sea, línea dictada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador desde Chiapas.
El mismo Adán Augusto López Hernández, coordinador de senadores de Morena, no pudo explicar con certeza -otra vez- la decisión, cuándo buena parte de los legisladores de la bancada oficial no dieron su respaldo para tal despropósito.
El paso de Rosario Piedra Ibarra por la presidencia de la CNDH ha sido por decir lo poco, deshonroso desde sus inicios. En 2019 la oposición acusó que Morena y sus aliados realizaron un fraude al robarse 2 votos necesarios para lograr la mayoría en su elección; también fue acusada de mentir, pues declaró en un documento que no había desempeñado cargo de dirección nacional o estatal, en algún partido político en el año anterior a su designación, lo cual sí hizo en Morena.
Este año también mintió, pues presentó una carta de recomendación falsa del obispo emérito de Saltillo, José Raúl Vera López, quien supuestamente apoyaba su reelección, y fue vergonzosamente desmentida. Lo que parece ser, es que detrás de su insistencia en permanecer en el organismo, desmantelarlo, tal como a inicios de este año lo planteó o como lo ha hecho durante cinco años.
El 24 de enero durante su comparecencia ante la Comisión Permanente en la Cámara de Diputados, la presidenta de la CNDH propuso desaparecerla y convertirla en la Defensoría Nacional de los Derechos del Pueblo, sino confía en el organismo ¿Por qué desea ser reelecta?
Lo cierto es, que detrás de la reelección de Rosario Piedra Ibarra, podría esconderse el mayor fiasco en materia de derechos humanos al inicio del sexenio. No la descalifica ser cercanísima al ex presidente, sino sus omisiones a las violaciones a derechos humanos, corrupción y parcialidad a favor de la administración de la 4T. Pero es ahí donde radica la clave de su continuidad: 90 por ciento lealtad, 10 por ciento capacidad.
Siguiendo la línea Palenque, y para que muchos dejemos de molestar, no nos sorprenda que se disponga la continuidad.
POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ
COLABORADOR
@CARLOSZUP
MAAZ