La reciente victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha generado todo tipo de especulaciones, en su mayoría negativas, sobre el futuro de las relaciones entre México y el vecino del norte. Es por ello que es necesario hacer un análisis serio de los discursos políticos de Donald Trump como de la presidenta de México, la Dra. Claudia Sheinbaum, para advertir como, a pesar de las diferencias ideológicas, ambas partes visualizan oportunidades significativas para construir una relación bilateral productiva y mutuamente beneficiosa.
Como ex cónsul de México en Estados Unidos, puedo doy cuenta de las complejidades y matices que definen la relación bilaterial. En este sentido, la reciente victoria de Donald Trump y la presidencia de Claudia Sheinbaum en México, obligan a ver esto como un capítulo nuevo de esta relación histórica. Entiendo las preocupaciones iniciales de muchos, pero debo decir que, existen también infinidad de razones para creer que ambos liderazgos encontrarán puntos en común para construir un futuro promisorio para ambas naciones.
Durante mi tiempo en el servicio exterior, observé que el discurso de campaña rara vez refleja la realidad de la gobernanza. En el caso de Estados Unidos, puedo comentar que, a pesar de las características del discurso de Trump, durante su primer término como presidente, demostró una capacidad pragmática en asuntos cruciales. Por su parte, la Dra. Sheinbaum ha exhibido de manera notable sus habilidades diplomáticas, combinando firmeza y sensibilidad para el diálogo constructivo y la defensa de la soberanía.
Veamos los diversos temas que preocupan. El T-MEC, por ejemplo, negociado durante el primer mandato del presidente Trump, nos proporciona un marco sólido de referencia en cuanto a la cooperación económica. Como cónsul, fui testigo de cómo este acuerdo ha permitido profundizar la integración económica entre los dos países. Es más, al día de hoy, México se ha convertido en el principal socio comercial de Estados Unidos, por encima de otras economías, y no solamente una cuestión de vecindad, sino de competitividad, y esto es por supuesto, una realidad que ningún presidente de los Estados Unidos pasará por alto. Podemos decir que vivimos en una relación de interdependencia económica, relación que es en sí, un poderoso incentivo para que ambos gobiernos busquen siempre terreno común.
En materia de seguridad, área que se ve muy de cerca en la función consular, la Dra. Sheinbaum al igual que Trump, han expresado su disposición de abordar problemas como el narcotráfico y la migración irregular. La experiencia dicta que, estos desafíos solo pueden abordarse de manera eficaz mediante una cooperación bilateral. La disposición al diálogo de la presidenta Sheinbaum, mismo que se pudo ver de manera inmediata, ofrece un abanico de oportunidades para desarrollar estrategias conjuntas más efectivas y menos confrontacionales.
Un tercer tema que preocupa a las dos naciones y que será siempre materia de vital importancia, es la migración. Un asunto que tuve la responsabilidad de manejar de manera directa en mi papel consular bajo la conducción del Lic. Marcelo Ebrard como Canciller de México, es un punto de tensión, sin duda. Sin embargo, la postura firme pero diplomática de la Dra. Sheinbaum es un claro mensaje para pensar en soluciones más humanas y efectivas, para quienes se internan en México para llegar a Estados Unidos, y para quienes llegan a Estados Unidos habiend pasado por México. El enfoque del gobierno de la República en el desarrollo económico de México, particularmente en regiones expulsoras de migrantes, pienso que tiene muchos aspectos en común con la política de seguridad nacional de Estados Unidos, y esto es tierra fértil para la colaboración bilateral en una materia tan sensible.
En el ámbito energético, crucial para las dos economías, es altamente probable que surjan desacuerdos, y tenemos que verlo así para poder superarlos. Lo digo porque, desde mi experiencia, incluso en los temas más difíciles y controvertidos, siempre hay espacio para construir, siempre, sobre todo cuando las partes reconocen intereses mutuos. La visión de la Dra. Sheinbaum sobre la soberanía energética de México podría encontrar puntos de convergencia con el enfoque de Trump en cuanto a la seguridad energética norteamericana.
Durante mi estancia en el servicio consular, pude constatar que la comunidad mexicana en los Estados Unidos además de una fortaleza es un puente invaluable entre nuestras naciones. El discurso de Trump sobre la inmigración ha sido motivo de preocupación, sin embargo, la realidad económica y social de Estados Unidos está documentado, depende en gran medida de la contribución de los migrantes mexicanos, lo que es también una oportunidad para el gobierno de la Dra. Sheinbaum, por los elementos de la comunidad, para poder presentar opciones que permitan una defensa activa y efectiva de los derechos de nuestros connacionales.
Como ex cónsul, estoy consciente de que la relación México-Estados Unidos siempre irá mucho más allá de la interacción entre sus líderes. Las profundas conexiones culturales, familiares y económicas entre nuestras naciones son las raíces históricas que sostienen también nuestra relación bilateral, es por ello que la relación ha podido resistir y superar tensiones políticas en el pasado y continuarán siendo una fuerza estabilizadora en el presente, como área de oportunidad en el futuro.
Es muy probable que surjan desafíos y momentos de tensión, así me lo recuerda mi experiencia consular y por lo mismo soy cautelosamente optimista sobre el futuro de las relaciones entre México y Estados Unidos bajo el liderazgo de la Dra. Sheinbaum y Trump, pero la interdependencia económica, las raíces, los intereses de seguridad, la migración y otros temas compartidos motivan la cooperación bilateral en un mundo cada vez más complejo, lo que proporciona una base sólida para construir.
POR: JORGE ARGÜELLES VICTORERO
COLABORADOR
@JORGEARGUELLESV