Un aspirante a fascista, que quiere dinamitar la democracia liberal, se volvió a favorecer gracias a ella y ha sido enviado por una mayoría de votantes estadounidenses de regreso a la Casa Blanca.
Estamos en la antesala de un territorio para el que no tenemos otro mapa que la caída de la República de Weimar si queremos a partir de hoy mismo reagruparnos, pensar qué salió mal y trabajar con ahínco por un futuro más cercano a lo que queremos para nosotros y para el mundo que pagará también inevitablemente las consecuencias de esa decisión.
Los votantes salieron a votar con amnesia postpandémica, heridos por lo que piensan que es una economía colapsando (aunque el FMI diga que se recuperó durante la administración de Biden y sea la más sana del planeta, con índices bajísimos de desempleo). Piensan que el aprendiz de magnate es capaz de sacarlos del hoyo que él mismo se encargó de pintar.
Muchos también salieron indignados por lo que sienten que es una frontera porosa, con miedo a los inmigrantes (otra realidad que Vance y Trump se encargaron de dibujar atroz, con según ellos con millones de migrantes incluso salidos de hospitales mentales enviados a Estados Unidos).
Ya vendrán los expertos a desagregar los datos y ver quiénes fueron quienes enviaron a Trump de regreso a la Casa Blanca. ¿Hombres jóvenes de la GenZ animados por Joe Rogan? ¿La población hispánica que no se movió lo suficiente a pesar del pseudo chiste sobre Puerto Rico del mitin en el MSG? ¿Las mujeres blancas del Sun Belt y el Rust Belt? ¿Sus esposos? Es lo de menos.
Lo importante es prepararnos para que los contrapesos, la sociedad civil, la prensa, las universidades hagamos algo para que el Proyecto 2025 y las locuras de Musk y otros asesores no se materialicen.
Queda poco de lo que agarrarse, pero hay que hacerlo. Como escribió Tom Nichols en The Atlantic parafraseando a Churchill, esto no es el principio del final sino el final del principio. Amanecimos deprimidos, es cierto, pero a partir de este momento tenemos trabajo que hacer.
La reciente reelección de Donald Trump ha generado gran preocupación tanto en Estados Unidos como a nivel mundial debido a su postura autoritaria y a la tendencia de sus políticas hacia una consolidación del poder sin precedentes.
En el plano doméstico la postura de Trump, en cambio, se caracteriza por la centralización del poder, la descalificación de instituciones y la utilización del gobierno para fines personales y políticos, lo que preocupa a quienes ven en esta actitud el potencial para erosionar la democracia estadounidense de manera irreversible.
Aparentemente hay ya más de dos mil “leales” a MAGA listos gracias al Proyecto 2025 para ocupar las plazas gubernamentales. Pero si RFK Jr. es puesto a cargo de las agencias de salud y Elon Musk tiene la tarea de adelgazar al gobierno y enriquecer por supuesto a quienes escoja para hacer el outsourcing, estamos fritos.
En cuanto a las relaciones internacionales, su política de "América Primero" ya ha debilitado alianzas tradicionales, dejando un vacío que otros actores, como China, están dispuestos a llenar. Su retórica contra el multilateralismo y su enfoque aislacionista podrían reducir la cooperación en temas globales críticos, como el cambio climático y la seguridad nuclear.
En consecuencia, líderes europeos y de otros lugares temen que, bajo su mandato, Estados Unidos deje de ser un pilar de la estabilidad global y que su influencia disminuya, dando lugar a un mundo más fragmentado y menos predecible.
A México no le va a ir bien, nos va a amenazar con tarifas, nos va a pedir que hagamos nosotros de policías en la frontera y de asilo para migrantes, como ya lo hizo, pero además va a escalar su retórica. No se nos olvide que amenazó en su momento con atacar él directamente a los cárteles.
No nos llamemos a engaño: se van a intensificar las divisiones políticas y sociales. Las políticas de control migratorio más estrictas (ha prometido deportaciones masivas de once millones de migrantes) y su negativa a regular el acceso a las armas serán pan de todos los días mientras puede intentar usar a la policía, la guardia nacional o el ejército contra los ciudadanos que protesten pacíficamente. Usará la confrontación que él mismo provoca y construye para mostrar su “mano dura”.
La reelección de Trump nos pone en una coyuntura crítica tanto para la democracia estadounidense como para la estabilidad internacional. Y nos obliga a trabajar de inmediato para impedir que sus sueños de dictador se cumplan.
POR PEDRO ÁNGEL PALOU
COLABORADOR
@PEDROPALOU
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