Sostiene Pereyra

El Efideporte, donde anida la corrupción

Detrás del Efideporte hay una estela de corrupción que debe ser contenida, para que únicamente los beneficiarios de este programa sean los deportistas

El Efideporte, donde anida la corrupción
Beatriz Pereyra / Sostiene Pereyra / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

Aparenta ser un programa maravilloso para apoyar a los deportistas, y favorecer la construcción o remodelación de instalaciones. Pero detrás del Efideporte, hay una estela de corrupción que debe ser contenida, para que únicamente los beneficiarios de este programa sean los deportistas y no los intereses personales de quienes administran el deporte a diferentes niveles.

El Efideporte, o sea, el Estímulo Fiscal al Deporte de Alto Rendimiento, es un proyecto que fue creado en 2017, cuando Alfredo Castillo dirigía la Conade con la finalidad de que las personas físicas o morales puedan aportar hasta 10 por ciento del ISR, que les corresponde pagar cada año, a programas dirigidos al alto rendimiento (PAA) o a proyectos de infraestructura e instalaciones deportivas (PII).

En lugar de tributar ante el SAT, ese dinero se inyecta directamente a un PII o a un PAA. Cada año se publica una lista de proyectos que fueron elegidos por la Conade, el Comité Olímpico Mexicano y la autoridad hacendaria para que los empresarios o las personas interesadas aporten su dinero a los mismos.

Hasta aquí, todo va bien; es bueno que esos recursos, por ejemplo, sirvan para que un deportista pueda entrenar, viajar, competir y cumplir con sus metas. Que una instalación deportiva maltrecha se renueve, o que se necesita en tal o cual municipio se construya. No obstante, este es un programa de estímulos que no es auditable y, peor, si para un PII o para un PAA el contribuyente aporta 10 o 20 millones de pesos todo ese monto debe de gastarse sí o sí, pues el dinero no puede ser devuelto.

Lo que sobra imaginen a dónde va a parar. Además, aunque debería hacerlo, la autoridad hacendaria no se toma la molestia de verificar que esos recursos hayan sido ejercidos correctamente y confía a ciegas en que así fue. Estas tres condiciones, por mencionar sólo algunas, favorecen los comportamientos corruptos.

Nadie vigila que se haya cumplido el objetivo para el cual, una persona o una empresa, en lugar de pagar sus impuestos, los puso directamente en un proyecto para el deporte. Si de verdad el gobierno federal quiere que el Efideporte funcione sin corrupción debe ajustar las Reglas de Operación, y auditar a todas aquellas personas que hayan formado parte de cualquier proyecto que se le haya dado luz verde.

Si no, seguirá siendo lo que hasta ahora: una oportunidad para que funcionarios tramposos y empresarios corruptos se lleven dinero a la bolsa en lugar de que esos recursos ingresen a las arcas públicas. No digo que las instalaciones nuevas o remodeladas no existan o que no haya sido benéfico, pero tampoco es justo que sea tan fácil malversar el dinero público y que no haya sanciones para quienes lucran con el pretexto de ayudar al deporte.

Esta es otra tarea que Rommel Pacheco debe revisar con lupa.

POR BEATRIZ PEREYRA

COLABORADORA

@BEATRIZAPEREYRA

MAAZ

 

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