Balones y pelotas

¿A costa de qué?

Lo que queda claro es que la decisión de la UEFA por modificar el formato de la Champions League responde más a intereses económicos que deportivo

¿A costa de qué?
Tomás Lujambio / Balones y pelotas / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

A cinco jornadas del inicio de la Champions League 24-25, creo que es un momento oportuno para valorar tanto los beneficios como las desventajas que se han vislumbrado con el nuevo formato del torneo europeo. 

Recordemos que, con 100 partidos adicionales y la eliminación de la fase de grupos, la UEFA anunció esta modificación bajo el argumento de que aseguraría un mayor equilibrio competitivo, incrementando la diversidad de encuentros y el entretenimiento. Sin embargo, el diagnóstico final es más complejo que eso. 

Por lo pronto, parece que el supuesto espectáculo que ha provocado el nuevo esquema del torneo se ha visto manifestado por las razones incorrectas. 

Después de todo, los beneficios que ha traído el nuevo formato han sido a costa de grandes desventajas. Tomemos, por ejemplo, las primeras jornadas como referencia. Aunque los resultados abultados de las mismas podrían indicar un incremento en el espectáculo, un análisis detallado dejaría ver el culpable detrás de este espejismo: la saturación en el calendario deportivo.

Lo que queda claro es que la decisión de la UEFA por modificar el formato de la Champions League responde más a intereses económicos que deportivos. En cierto sentido, el espectáculo que provocó esta alteración no es resultado de una planeación detallada que vela por la calidad del deporte, sino producto de un esquema que prioriza la cantidad de partidos sobre la condición de los jugadores que participan en los mismos. 

Los resultados abultados de las primeras jornadas, que podrían parecer indicativos de un torneo vibrante, son en realidad un síntoma de las fracturas del sistema. 

¿Podríamos decir que el Madrid o el Manchester City, por ejemplo, están compitiendo en todo su esplendor con la mitad del equipo
en la enfermería? Si su situación actual provoca partidos más reñidos en contra de rivales más flojos, ¿se pueden calificar esos encuentros como espectáculo? 

Si a la UEFA en verdad le interesara mantener el deporte intacto, haría cualquier cosa por asegurarse de que las grandes estrellas del deporte llegasen en condiciones para jugar los encuentros dilucidados en el calendario. 

Sin embargo, la saturación que han provocado tanto los partidos internacionales, como los torneos continentales, suponen
priorizar la cantidad de partidos en lugar de propiciar las condiciones necesarias para que la calidad del espectáculo no esté bajo amenaza constante. 

Los entrenadores que se enfrentan a este exceso de partidos no tienen más que dos opciones: aplicar rotaciones a la alineación que afectan el rendimiento general del equipo o exigir a sus estrellas hasta que se lesionen eventualmente. 

Al final, a la UEFA le salió el tiro por la culata, pues en su afán por explotar a los jugadores para gozarlos más, terminó sacando a muchos de ellos de las canchas. 

@tlujambiot

POR TOMÁS LUJAMBIO

COLABORADOR

@TLUJAMBIOT

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