La atrocidad más grave que ha conocido la humanidad fue la persecución del pueblo judío en la Alemania nazi, que se inició con deportaciones, destrucción de comercios, aprehensiones fundamentadas en el racismo y la discriminación. Más tarde fueron las crueles mazmorras y los guetos y desembocó en la llamada solución final, que consistió en el genocidio más grande de la historia, acaecido en los campos de concentración y realizado en los terroríficos exterminios que laceraron para siempre la historia del género humano.
Toda proporción guardada, las amenazas de deportación de millones de latinos —particularmente mexicanos— en Estados Unidos, de realizarse, se va a convertir en una etapa de terror y de angustia. Imaginemos a los millones de mexicanos que tienen sus papeles en regla y que de todas maneras sufrirán vejaciones y discriminación, debido a su condición económica y a su color de piel.
Los que no tienen sus documentos en regla vivirán una verdadera pesadilla, pues enfrentarán la fuerza de seguridad del Estado, que actuará de manera excepcional aplicando la Ley de Seguridad Nacional, es decir, sus derechos constitucionales serán vulnerados y el destino de millones será la deportación.
La agresión, no sólo queda en el aspecto migratorio, sino que, con motivo de la seguridad, se ha amenazado la utilización de intervenciones bélicas en territorio mexicano, apoyados en la Ley –de Estados Unidos— contra el terrorismo.
Más aún, se amenaza el comercio internacional con la imposición —por encima de las normas del T-MEC— de aranceles que lesionaran la económica nacional y también la norteamericana.
Los halcones ya afilan sus garras, el perfil de varios de los colaboradores del próximo Presidente es de extrema derecha y de odio a nuestros connacionales, allí están Pete Hegseth, Tulsi Gabbard, Chris Wright, Ted Cruz y Matt Gaetz, quien afortunadamente no pudo obtener la aprobación del Congreso.
En México, la presidenta Sheinbaum informó que tiene un plan para defender a nuestros connacionales, sin embargo, se van a congestionar las ciudades de la frontera norte y sur; México no tiene los recursos materiales, ni técnicos, para recibir —como se dice— a millones de deportados.
Frente a estos hechos graves, debemos preocuparnos por obtener la unidad nacional por encima de nuestras diferencias domésticas. Unidad a la que no se puede llegar con los discursos polarizantes desde el gobierno y la oposición que abren brechas insalvables de disputa.
Reflexionemos el futuro, frente a la sombra siniestra del fascismo se requiere un frente patriótico que nos dé la unidad nacional.
POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAAZ