Tres en raya

La creíble amenaza rusa y la estrategia del -aún- presidente estadounidense

Hay algo más grave que el olvidar quién inició esta guerra y es que, igual que Rusia desestimó a Ucrania, el resto del mundo desestima a Putin

La creíble amenaza rusa y la estrategia del -aún- presidente estadounidense
Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

¿Quién empezó? Esta es la pregunta fundamental cuya respuesta muchos olvidan. En este último episodio (porque han sido varios) fue Rusia, el país que ahora no permite que nadie ni nada se mueva. Invadió Ucrania hace poco más de mil días. Su ejército aseguró que sería una operación de anexión rápida y sin contratiempos.

Que en menos de una semana ya se habrían anexado Ucrania. ¿Un cómico de profesión dándoles la pelea? El presidente ucraniano se convertiría en un líder digno dirigiendo a un pueblo todavía más digno y que no se ha rendido fácilmente. Ucrania resiste.

Pero hay algo más grave que el olvidar quién inició esta guerra y es que, igual que Rusia desestimó a Ucrania, el resto del mundo desestima a Putin. Se desestimó que este asesino que gobierna en Moscú pudiera llevar el Mundial a Rusia y lo logró, las Olimpiadas de Invierno y lo hizo; se desestimó que iniciara la guerra contra Ucrania y lo hizo. Que le regresara al pueblo ruso el respeto del orbe y que fueran nuevamente temidos por el mundo… y aquí estamos.

No habría que desestimarlo ahora cuando anuncia que, de continuar Ucrania el bombardeo a tierras soviéticas con misiles ATACMS de origen estadounidense, Rusia podría responder con el uso de armamento nuclear.

No se conoce con absoluta certeza el poder nuclear que tiene Rusia y eso, en principio, es motivo de preocupación ya que Vladimir Putin es un ser poco predecible por cuanto a ofensivas militares se refiere…

Llama mucho la atención, por tanto, que Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea, tache de ‘irresponsable’ la amenaza nuclear rusa. Lo irresponsable es no tomarlo en serio y dejar de establecer medidas de alerta para toda Europa.

Irresponsable también es delegar toda la responsabilidad a Ucrania, orillando a este país a ceder una parte importante de su territorio como aliciente para detener la guerra. Y es que parte del posicionamiento histórico de Moscú -ya debían de saberlo- ha sido continuar avanzando, anexando y reclamando. No es un régimen que parezca tener llenadera.

También llama la atención que se sostenga, sin ponderar o matizar, que Joe Biden escaló el nivel del conflicto al permitir el uso de los misiles a Ucrania, olvidando que días antes el ejército de Corea del Norte ya estaba apoyando a Rusia en contra de Ucrania en la frontera de este último país. El insertar a soldados de un tercer país fue lo que escaló el nivel del conflicto. La respuesta del gobierno estadounidense para armar a Ucrania fue eso, una respuesta.

A dos meses de dejar el poder, el primer mandatario norteamericano ha forzado a su país, Estados Unidos, pero también al futuro mandatario Donald Trump a involucrarse; a no poder desentenderse de Ucrania.

Por otra parte, el uso de los ATACMS por parte del ejército ucraniano tiene el propósito de poner a Putin a ponderar si escalar el conflicto o trasladarlo a otras arenas más de corte financiero y económico, o bien, de alianza bélica, pero también comerciales con otros actores.

La ‘luz verde’ otorgada por Biden también le da oxígeno a Ucrania al menos durante los siguientes dos meses. Le devuelve la visibilidad que el conflicto había perdido. Eso no puede ser más que bueno para ese país.

Fuerza a Europa a decidirse, de una vez por todas, si apoyar o no a Ucrania. Ya se le había otorgado el estatuto de ‘país candidato a la Unión Europea’ (junio de 2022), pero mientras no se le conceda, la intervención de la UE en la guerra de Rusia contra este país es tibia.

En ese sentido, no nos confundamos: si bien hasta hace poco los campos de batalla en esa confrontación estaban tanto en Rusia como en Ucrania, luego de que ambos países han recibido equipo militar, de comunicaciones y de otros tipos, hoy ya estamos hablando de un posible conflicto de escala mundial. No hay más en este momento, pero tampoco menos.


Tres en raya

Increíble. En el G20 nadie dijo nada sobre el OSO ruso (el elefante en la sala). Nada sobre la guerra de Rusia y Ucrania. Nadie condenó a Putin, ni subrayó la defensa épica ucraniana. Menos aún se habló del decreto de Rusia a propósito del uso de armas nucleares. Como bien acusó Zelensky: en el G20 “no dijeron nada, solo hubo inacción”.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

COLABORADOR

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM 

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