Comando y Control

Estrategia de Seguridad debe apuntar hacia los puntos medios

Hay voces en Washington que llaman a la aplicación de políticas de mano dura, similares al Plan de Control Territorial de El Salvador e incluso a la acción militar

Estrategia de Seguridad debe apuntar hacia los puntos medios
Íñigo Guevara Moyano / Comando y Control / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Hoy se cumplen 50 días del inicio de la administración Sheinbaum, por lo que estamos en el punto medio del documento “Estrategia de Seguridad de los primeros 100 días”, publicada por las secretarías de Defensa, Marina y Seguridad en septiembre. 

El documento es una guía de planeación y coordinación para los miembros del gabinete de seguridad, delineando el periodo para afinar detalles, establecer competencias y límites.  Este periodo tiene influencia de factores internos y externos.  

Entre los factores internos más importantes están la reintegración de la Guardia Nacional a Defensa (como SEDENA prefiere ser denominada), la desagregación del personal que antes pertenecía a la Policía Federal y su reorganización dentro de la Secretaría de Seguridad, que sin duda llevará a la creación de una policía nacional civil de investigación.  La claridad en la definición de funciones es crítica.  

En cuanto a factores externos, dado lo trascendental del factor seguridad en la relación binacional, las elecciones en los Estados Unidos se convirtieron en una variable externa significativa para la definición de lo que será la estrategia de seguridad mexicana: Trump, su gabinete y congreso demandarán acciones mucho más visibles en cuanto a decomisos, destrucción de plantíos y laboratorios clandestinos, detenciones, procesos judiciales y extradiciones.

Hay voces en Washington que llaman a la aplicación de políticas de mano dura, similares al Plan de Control Territorial de El Salvador e incluso a la acción militar unilateral por parte de Estados Unidos en México.  Estas ideas anacrónicas deben de ser evitadas a toda costa; una política de mano dura instauraría un régimen privativo de los derechos humanos y civiles que llevarían a México a una obscuridad transgeneracional e indudablemente al autoritarismo.

Lo que se aplicó en El Salvador, un país del tamaño del estado de Hidalgo, es inaplicable para México, comenzando porque las diferencias geográficas y demográficas son abismales.  

Pero hay un punto medio entre la permisividad y negligencia de “Abrazos y no balazos” y la obscuridad y abuso de “La Mano Dura”, que es la presencia activa y visible de fuerzas de seguridad, inteligencia y justicia, y es ahí precisamente donde la nueva estrategia de seguridad debe apuntar.  

Coordinación sin subordinación (a Estados Unidos), fueron las palabras de la presidenta Sheinbaum durante su mensaje de asunción el 1 de octubre, pero para ello se requieren de fuerzas de seguridad con los recursos apropiados y un mandato claro. 

La austeridad republicana ha traído retos sustanciales a las capacidades operativas de las fuerzas de seguridad y eso debe ser resuelto mediante la asignación de recursos apropiados.  La claridad en el mandato obliga a que las fuerzas de seguridad sean absueltas de tareas socioeconómicas  

En cuanto a la cooperación internacional, el punto medio puede oscilar entre dos escenarios:  1) que Estados Unidos reactive la provisión de medios, logística e inteligencia estratégica, y que trabaje seriamente de lado de su frontera para cortar los flujos de armas y financiamiento hacia el crimen organizado - puntos de corresponsabilidad poco estresados por México – y si se busca innovar, 2) el punto medio sería activar fuerzas de tarea binacionales, con rotación de mandos que operen en ambos lados de la frontera.  

POR IÑIGO GUEVARA
DIRECTOR DE LA COMPAÑÍA DE INTELIGENCIA JANES Y ACADÉMICO VISITANTE DEL ATLANTIC COUNCIL, EN WASHINGTON, D.C.

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