Oficialmente se consumó el peor torneo en la historia de la franquicia lagunera, lo que derivó en un cambio por un presidente que parece sumamente improvisado más allá de que ostente cualquier preparación académica.
Sus declaraciones no reflejan precisamente el suficiente nivel de certeza a los aficionados trastocados de aquella región de país, que ven cómo la multipropiedad está acabando con el prestigio que se habían encargado de ganar generaciones anteriores de jugadores y dirigentes, incluso estabilidad de este mismo grupo que al principio demostró ser un proyecto sólido y convincente, con algunos campeonatos de por medio implantando su filosofía, que consiste en dar un valor a su cantera como pilar fundamental y conjugarla con elementos de experiencia.
La FIFA parece que no seguirá penando este tipo de consorcios que tienen más de un equipo y, quizá por ello, Santos siga condenado a la medianía interminable.
Ecos de un torneo lamentable que concluyó con los albiverdes como la peor ofensiva del torneo y una de las peores defensivas, sin poder ganarle a escuadras con remedos de proyecto como FC Juárez que lleva prácticamente todos los años de la multa pagándolas y que su mal accionar ya lo debió penalizar con un descenso.
Puebla que en su mayoría se la rifa con elementos prestados a lo largo de su historia y más de 10 o 12 bajas y altas por torneo, Mazatlán que siempre roza los últimos lugares de la tabla o el mismo Querétaro que es el escuadrón más pequeño de la historia del circuito doméstico.
Nacho Ambriz, ese estratega preparado y graduado en Madrid como auxiliar del Vasco Aguirre, también dio pena no sólo por no poder con un proyecto, sino porque hasta en sus formas pareció haber cambiado totalmente. Una esencia displicente, resignada a no poder hacer absolutamente nada y unas declaraciones derrotistas cada que se paraba en las conferencias de prensa. Un equipo que se ha convertido en la última opción de Orlegi Sports tras haber adquirido al Sporting de Gijón. Refuerzos que llegan tarde cada torneo, que por ende tratan en adaptarse.
Si un jugador sale bueno lo venden para surtir a sus otros equipos. No los culpo. Como organización querrán por sobre todas las cosas ascender en España, pero el cancerígeno daño de la multipropiedad los ha alcanzado y quizá sea momento que vendan la franquicia a alguien interesado, porque parece que sólo lo utilizarán para ser vitrina del Gijón y sinceramente, es una tristeza que una fanaticada tan fiel y orgullosa de sus colores esté sufriendo el abandono de sus directivos.
Y luego se quejan de que nadie les quiere comprar los abonos y algunos que los tienen deshacerse de ellos. Las peores entradas registradas se dieron esta campaña. Tarea titánica mejorar al equipo para Alejandro Irarragorri Jr., que tiene el reto más importante de su joven carrera ante el poco interés de su padre por mejorarlo,
POR JOSÉ EDUARDO IGA
TITULAR DE ARREBATO DEPORTIVO EN EL HERALDO RADIO TORREÓN
@JOSE_IGA
MAAZ