Definiciones

La diferencia

La dupla Sheinbaum-Harfuch tiene una estrategia muy distinta a la fallida de “abrazos, no balazos”

La diferencia
Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Si durante el sexenio de López Obrador la estrategia fue de “abrazos, no balazos”, el gobierno e Claudia Sheinbaum trabaja de forma distinta. La “pax narca” se acabó. El Estado hace lo que debe: persigue criminales, o al menos lo intenta.

“Atacar las causas de la violencia” suena bien, y desde luego que es un pilar relevante en una estrategia de seguridad, pero sin aplicación de la ley y el uso legítimo de la fuerza, no sirve. El Estado tiene -o debería tener- el monopolio en el uso de la fuerza. Y ese monopolio sirve -o tendría que servir- para proteger a los ciudadanos y garantizar la paz.

Con AMLO se dejó hacer a los criminales. Sinaloa es botón de muestra. Que los grupos de la delincuencia se pongan de acuerdo, pacten y sellen la paz. Se creyó que eso alcanzaría para mantener la tranquilidad en las calles. Y se apostó a los programas sociales para evitar que los jóvenes fueran cooptados por la delincuencia organizada. La realidad es que no sucedió. México vivió un baño de sangre no visto jamás: 200 mil asesinatos y decenas de miles de desaparecidos; en promedio, uno cada hora del sexenio. Los programas, necesarios algunos de ellos, no aminoraron la espiral de crímenes. Se persiguió a los delincuentes con menor intensidad, las carreteras se volvieron tierra de nadie y la extorsión se disparó y democratizó: negocios de todos tamaños y actividades de todo tipo, fueron barridas por igual. Ya sabemos qué no funciona.

Y también sabemos qué sí funciona: durante el gobierno de Sheinbaum en la CDMX, se apostó sí a atacar las causas, pero no se renunció a combatir a la delincuencia. Los resultados están a la vista de quien quiera ver: disminuyó la incidencia delictiva, los homicidios se redujeron a su mínimo histórico y la percepción ciudadana con respecto a la inseguridad se ubicó en niveles positivos no vistos.

¿Qué hizo la dupla Sheinbaum-Omar García Harfuch? Lo que es obligación de los gobiernos hacer. Tomar control, echar mano de los recursos del Estado, apostar por la investigación, inteligencia y coordinación, y abatir los índices de impunidad.

Esa fórmula -y esa dupla- ya ha demostrado en el inicio del sexenio que buscarán hacer lo mismo.

Durante el primer mes del sexenio, el secretario de Seguridad ha recorrido buena parte del país, y se ha enfocado en los estados y municipios con mayores índices de inseguridad, prioridad de la estrategia de combate a la violencia, ya presentada.

La semana pasada dos enfrentamientos, uno en Culiacán, Sinaloa, otro en Tecpan de Galeana, dejaron decenas de presuntos criminales abatidos: 19 y 15, respectivamente. Por supuesto que nadie quisiera reportar muertes, pero cuando los criminales se enfrentan al poder del Estado, deben saber que están en desventaja y las instituciones deben prevalecer. Se acabaron los “abrazos”, ahora las autoridades hacen lo que es su responsabilidad: persiguen delincuentes, los enfrentan y buscan proteger a los ciudadanos.

La herencia lopezobradorista dejó un camino retador y difícil de transitar. No será fácil alcanzar la paz, tampoco será rápida la ruta. Pero es deber del Estado hacerlo. No se puede seguir rehuyendo a esa responsabilidad.

Sheinbaum Harfuch demostraron que pudieron en la Ciudad y sí, el país es distinto, pero el primer paso es tener voluntad. Y en los dichos, y en los hechos, parece haberla. Suerte. La necesitarán.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN    

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM                                     

@MLOPEZSANMARTIN

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