Por sorpresa tomó a la cadena maíz tortilla el anuncio del secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué, durante la conferencia mañanera del pasado martes, de “bajar el precio de la tortilla durante el sexenio hasta un 10 por ciento en términos reales”.
Si bien el funcionario señaló que se trabajará con todos los actores de la cadena “para ver cómo le hacemos para bajar este precio”, su declaración generó reacciones negativas de los representantes de los tortilleros, quienes aclararon que influyen múltiples factores en la configuración del precio de este alimento de la canasta básica.
Entre estos se encuentran las extorsiones y el cobro de piso por parte de grupos criminales que se han ensañado con los dueños de las tortillerías, pero también con limoneros, aguacateros y otros giros; un tema donde los tres niveles de Gobierno han fallado a la población y muestra de ello son los recientes hechos de violencia en Guanajuato, Guerrero y Tabasco.
No es tan simple señalar que se debe bajar el precio de la tortilla porque ha bajado el precio del maíz, ya que este insumo representa entre el 33 al 40 por ciento de los costos totales.
Hay que sumar el costo de la energía eléctrica, (que por cierto aumentó 18.07% en la primera quincena de octubre, de acuerdo con el INEGI), del gas, agua, renta de local, pago de trabajadores, por mencionar algunos, a lo que se suma la competencia desleal, falta de regulación y otros tantos factores que le pegan a esta industria.
Por ejemplo, el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), de Juan Carlos Anaya, señala que el precio de la tortilla se rige por la oferta y la demanda en un contexto de competencia, por lo que el precio varía entre regiones, además, si bien el precio del maíz ha bajado, está sujeto a riesgos que pueden afectar su precio, como sequías o plagas, lo que genera volatilidad.
En mayo pasado, el Consejo Nacional de la Tortilla, de Homero López García, atribuyó el encarecimiento de las tortillas a las alzas en los precios de los insumos y los costos operativos, las fallas en la electricidad, la inflación y la inseguridad.
Por ello es de sorprender este tipo de anuncios, que requieren antes el consenso y el diálogo con este subsector de la tortilla maíz y de empresarios y todos los actores involucrados, además de la Secretaría de Economía, que permitan echar a andar una política pública integral para disminuir el precio de este producto, sin afectar los ingresos de los tortilleros.
Una buena noticia es que ayer el presidente del CNA, Juan Cortina, dio a conocer que conversó con el secretario Berdegué, quien los invitó a participar en la mesa de diálogo sobre la cadena maíz-tortilla. “Nos emociona sumarnos a este esfuerzo de colaboración y trabajo conjunto”.
Corregido el procedimiento, solo resta esperar mucho diálogo y acuerdos en favor de la productividad de nuestro campo, de un abasto oportuno y asequible, y de un ganar –ganar entre productores, cadena de valor, agroindustria y consumidores, en especial los de menores ingresos, pues en esta ecuación todos y todas somos importantes.
POR MARIANA OTERO
PAL
