Desde afuera

Una visita con jiribilla

La enorme e inevitable relación bilateral produce un inescapable proceso de integración económica y social, donde es fácil exceder los límites

Una visita con jiribilla
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Hace poco más de 30 años, durante una estancia como académico visitante en el Wilson Center de Washington, el historiador mexicano Lorenzo Meyer respondió, ante una mal informada pregunta en torno a la cooperación bilateral, que "Mexico is a country, not a county" y en español, con enorme significado, México es un país, no un condado (municipio).

Pero, al mismo tiempo, la enorme e inevitable relación bilateral produce un inescapable proceso de integración económica y social, donde es fácil exceder los límites o simplemente olvidarlos, por pura familiaridad. O como resultado de que es una relación interméstica, o sea, internacional con impacto doméstico en ambas partes. 

En ese sentido, la visita de tres diputados republicanos y sus reuniones con el presidente Andrés Manuel López Obrador y las aún formalmente precandidatas presidenciales Claudia Sheinbaum, de la coalición encabezada por Morena, y Xóchitl Gálvez, del bloque opositor, fue en gran medida una señal de los problemas internos de Estados Unidos y del papel que a querer o no tiene México en ellos.

Y a gustar, o no, ambos necesitan buscar fórmulas de cooperación.

La visita de los diputados Michael McCaul, presidente del Comité de Relaciones Exteriores y presidente del de Seguridad Nacional de la Cámara baja, así como de Tony Gonzales, del Comité de Apropiaciones, y Randy Weber, los tres de Texas, puso de relieve su interés tanto en buscar un mayor papel del Congreso estadounidense en la relación bilateral como en realzar la que consideran como falta de acción mexicana en el combate al narcotráfico y la oleada migratoria hacia Estados Unidos.

Habría que precisar que la participación legislativa que buscan se refiere muy en específico a la actual mayoría republicana en la Cámara baja. En todo caso, la visita fue cordial, pero no exactamente amistosa.

"Debemos ser socios para resolver esta crisis. Y es una crisis. Y si no estás dispuesto a tener esa relación, entonces se tomarán diferentes medidas", advirtió Gonzales.

De hecho, una corriente de opinión en Estados Unidos, sobre todo entre grupos conservadores y cercanos al Partido Republicano, considera que el gobierno mexicano hace poco para enfrentar a los cárteles del narcotráfico y abatir el tráfico de fentanilo como para interrumpir el flujo de millares de migrantes y presuntos solicitantes de asilo que provienen, sobre todo, de Centro y Sudamérica que llegan a la frontera y se hacinan en algunas zonas limítrofes para buscar entrada sin documentos a territorio estadounidense.

El viaje pareció mucho un intento de ganar terreno frente a un presidente Joe Biden, demócrata, al que acusan de practicar una política de "dejar hacer" en lo que respecta a México.

"Este problema (migración y narcotráfico) no se va a resolver en cuatro meses, pero, a largo plazo, queremos tener una relación en la que México esté haciendo su parte", aseguró Gonzales.

Pero también que Estados Unidos haga la suya.

POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM         

@CARRENOJOSE

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