México tendrá una contienda presidencial histórica en 2024, los personajes con mayor probabilidad de sentarse en La Silla del Águila, son mujeres Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum y de estas dos contendientes saldrá la primera presidenta de nuestro país. La senadora Gálvez será representante de la coalición compuesta entre el PAN, PRI y PRD y en espera de la suma de MC, quien su dirigente Dante Delgado está en contra de esta alianza pero el llamado “Grupo Jalisco” se empecina ser parte de esta gran oposición al régimen actual. Por su parte, la ex jefa de gobierno de la Capital encabeza la coalición de Morena, el PT y el Verde y representa la continuidad a la Cuarta Transformación.
Esta situación es de gran relevancia puesto que para ambas candidatas significa romper con lo establecido en la política mexicana, un sistema partidista realizado por hombres y para hombres. Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum personifican la lucha de Rosario Ibarra, de Marcela Lombardo, de Cecilia Soto, de Josefina Vázquez, de Margarita Zavala, de Patricia Mercado y de tantas otras mujeres que hemos estado en la arena política. Observar la boleta y las altas posibilidades de que una mujer sea la siguiente presidenta de México siempre es un gran mensaje al interior del país.
Ahora bien, la mujer que llegue a Palacio Nacional, recibirá un país dividido, con problemáticas en el sistema de salud, educación, economía y sobre todo, en seguridad. El reto será enorme para Xóchitl, Claudia o para cualquier otro candidato(a). Más allá de la perspectiva de género, (me permito decir lo siguiente) la siguiente presidenta de México deberá mostrar talante, un grande y buen equipo, ideas que se puedan implementar, fuerza territorial y un sinfín de atributos para resolver -o al menos minimizar- los problemas que aquejan a nuestro país. Con el hito histórico no será suficiente.
Xóchitl Gálvez representa una manera de hacer política distinta a la ya conocida, sin embargo también representa a partidos que ya han estado al frente del país con resultados magros, por decirlo en forma positiva, o incluso negativos; por su lado, Claudia Sheinbaum es el símbolo de la continuidad de la política de López Obrador, sus ideales y sus formas. El desafío para ambas es poder quitarse esos negativos que representan sus partidos o antecesores y crear una narrativa y una manera de hacer política y administración pública desde su propia visión, crear su propia marca, su propio personaje.
Es conocido que las propuestas de Claudia Sheinbaum serán la continuación con las políticas públicas de López Obrador e, incluso, concluir algunas tareas que en el primer sexenio de la 4T no se hayan culminado. Para Xóchitl Gálvez será más sencillo de manera retórica, pero más complicado llevar a la realidad alguna de sus propuestas, es decir, a Gálvez le toca señalar las falencias en las que ha incurrido la administración lopezobradorista, desmontar los dichos de “que ahora México se encuentra muy bien en todos los ámbitos” y, sin embargo, sus propuestas deberán de ser viables y factibles, al menos para la percepción del electorado. Esta vez el “efecto X” no bastará. Aún restan poco más de 9 meses para afinar propuestas y narrativas, sobre todo, para poder crear su marca propia.
POR ADRIANA SARUR
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