Columna invitada

De Anda

Su mejor momento lo vivió cuando encabezó el organismo de la cultura en el estado de su amada Baja California

De Anda
Antonio Meza Estrada / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

Miguel deambuló por varias entidades, siendo oriundo de una de las vecindades que están por Bucareli, en el centro de la capital. Finalmente se estaciona en Ensenada para, igual que los peripatéticos, salir a caminar y reflexionar frente al mar, con los discípulos. 

Miguel de Anda Jacobsen cultivó la poesía y fue un gran lector. Conoció a la generación de rintelectuales de su tiempo, mitad del siglo XX, y mantuvo diálogo con el estridentismo de Arqueles Vela y Fermín Revueltas. Célebres sus disertaciones con Pepe Revueltas en el bar de las Ramblas, que tendría dos puertas -al estilo vasco- una para la entrada y otra para la salida de los clientes. 

Su mejor momento lo vivió cuando encabezó el organismo de la cultura en el estado de su amada Baja California. Desde allí, estimulaba la creación literaria, apoyaba a los nuevos talentos y difundía los hallazgos de las culturas originarias de la región, fuesen cochimíes, guaycuras y pericúes. Miguel era el mejor guía para visitar las pinturas rupestres en la sierra de la Giganta –allá, al sur del paralelo 28-. Miguel, se daba sus escapadas para atender  a sus alumnos de la preparatoria de Ensenada, de la cual fue fundador.

Cultivó también la historia, y junto a Pablo L. Martínez y Adalberto Walther –de la Paz y de Mexicali, respectivamente-, le dieron vida a la asociación cultural de las Californias, foro reconstructor de leyendas y sucedidos en la vida de las tres entidades con el mismo nombre: Baja California, Baja California Sur en México y California en los Estados Unidos.  

Sus años postreros fueron años de penas. Se le adelantó su compañera y sin la cercanía de ninguno de los dos hijos, -que lo abandonaron a su suerte- fue apagándose, viviendo de la emblemática cuando no miserable pensión que no alcanzaba para lo básico. Vamos, ni el alcalde que fue su alumno, tuvo un acto de generosidad con él. Adiós, hombre de letras rimadas, de palabra culta, de paciencia desbordada con tus alumnos y de conocimientos que te valieron la gloria y te dieron un buen adiós. 

POR ANTONIO MEZA ESTRADA 

COLABORADOR

YERBANIS33@GMAIL.COM

MAAZ

 

Temas