Columna invitada

Irse

Con imaginación y poesía, nada está lejos y nadie se marcha de nuestras vidas

Irse
Mónica Salmón / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

"Irse" significa abandonar un lugar o situación, alejarse de algo o alguien, o dejar de estar presente en un determinado momento o situación. También puede referirse a la acción de marcharse o salir de un lugar. Yo me he ido varias veces: unas veces me han obligado, otras veces me han aconsejado y otras simplemente he caminado sin mirar atrás. Me comencé a ir desde pequeña, de un papá que nunca amó; de una ciudad hermosa que le llaman "la eterna primavera". En la adolescencia, me tuve que ir, con lágrimas y a regañadientes, de mi primer amor.

De amigas que lastimaban en vez de coser, de algunas tías porque mis letras eróticas les han incomodado y en mis novelas, "Que quede entre nosotros o en Cuídame de ti", han descubierto cuán secas han vivido sus pobres  vidas.

Me he ido de ciudades de pequeña y he vuelto de adulta. También me he ido de lugares donde quiero estirar el tiempo para quedarme. Me he ido de buenas, de malas, a carcajadas, con lágrimas, con ganas y sin ganas. Me he ido hasta bailando y cantando, pero me he ido. Siempre al irme he pensado que algo se queda de nosotros, algo nos llevamos de lo que dejamos. En la taza de café se ha quedado la huella de mis labios, en mí se ha quedado su aroma.

En un abrazo he dejado lágrimas y también he traído conmigo la sensación de seguridad. Así pienso que de alguna manera u otra, vivimos nuestros días. Nuestras decisiones, nos vamos con recuerdos, dejamos historias. Nos vamos con ilusiones, dejamos tristezas. Irse es una danza de equilibrio entre el pasado y el futuro. Irse es un constante vaivén de sensaciones que se entrelazan en el presente. También irse es una lección de gratitud y humildad con el tiempo.

Apreciar cada momento efímero y aprender a soltar sin miedo. Nos despedimos sabiendo que siempre llevamos a los otros adentro. Porque nadie se va de nuestras vidas si lo hacemos presente. Nadie nos abandona si nosotros no lo permitimos. No puedo dejar de mencionar a uno de mis filósofos favoritos que habla de irse. Jean-Paul Sartre, en su obra "El ser y la nada", aborda la idea de la libertad y la responsabilidad individual, y cómo estas se ven reflejadas en nuestras elecciones y acciones, incluyendo la elección de partir o alejarse de ciertas situaciones o personas.

Sartre argumenta que al elegir partir, estamos ejerciendo nuestra libertad y asumiendo la responsabilidad de nuestras decisiones, aunque también reconoce que puede haber dilemas morales y emocionales asociados a esta elección. En resumen, Sartre reflexiona sobre la importancia de la libertad en nuestras vidas y cómo esta se manifiesta en nuestra capacidad de irnos o dejar atrás ciertas situaciones o personas. 

¿Qué tan fácil te resulta irte? ¿Te quedas o te vas? Antes de cerrar este artículo, me gustaría decirte que no deberías demorarte en ningún lugar donde las cosas sean tibias y la sangre no fluya con fuerza. 

Creo que es importante recordar que el crecimiento personal implica tomar riesgos y enfrentar desafíos. Aceptar el cambio como una parte natural de la vida nos ayuda a adaptarnos más fácilmente a situaciones nuevas. Experimentar cosas nuevas nos permite expandir nuestros horizontes, descubrir nuevas habilidades y desarrollar una mentalidad más abierta y adaptable.  Te invito a perder el miedo, a irte o a que se vayan. Ningún lugar está lejos con la imaginación y la poesía, nadie se va de nuestras vidas. 

POR MÓNICA SALMÓN 

COLABORADORA

@monicasalmon_

MAAZ

 

 

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