LA NUEVA ANORMALIDAD

El A.N.G.E.L. exterminador

La propuesta de Marcelo Ebrard sobre el uso de “reconocimiento morfológico de delincuentes”, es, cuando menos, debatible, frente a la ola de violencia

El A.N.G.E.L. exterminador
Nicolás Alvarado / La Nueva Anormalidad / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Lo de decir que echará mano de la inteligencia artificial para coordinar bases de datos es sucumbir al mame –cualquiera con los mínimos rudimentos digitales sabrá que a lo que alude el precandidato Ebrard es a coordinación interinstitucional más un mero software tipo Oracle, más cercano a SAP que a HAL– pero lo cierto es que no hay peligro en la declaración: apenas la misma hipérbole electorera que lleva, por ejemplo, a Xóchitl Gálvez a denunciar al presidente por violencia “de género” –ha sido clasista y grosero con ella pero no misógino–,sobreactuación para la galería.

Lo de sugerir que tecnologías de reconocimiento facial formen parte de la política nacional de seguridad ya suena bastante menos bien –hay un tufo a Estado policial–, si bien es cierto que a estas alturas hemos leído los suficientes textos de Byung Chul-Han y Shoshana Zuboff. y visto los suficientes capítulos de Black Mirror, para saber que de todos modos somos sujetos de vigilancia permanente, si no desde Bucareli, sí desde Silicon Valley.

Límite duro, en cambio, será lo del “reconocimiento morfológico de delincuentes”. Así puesto suena muy mal; para que no quepa duda, Ebrard aclara acto seguido con una sola palabra: fenotipos… es decir el conjunto de rasgos o características observables en un organismo, lo que es vecino de cuando mi tía veía pasar por la calle a un hombre de pelo largo, gabardina larga y tatuajes y decía “Cámbiate de acera, m’hijito; ése tiene un tipito de delincuente que no puede con él”. Que a la siguiente frase afirme el precandidato que “un delincuente tiene una cierta forma de actuar y de caminar” tampoco tranquiliza: parece parlamento de la Alphaville de Jean-Luc Godard.

Uso el referente porque intuyo que el francófono y culto Ebrard lo conoce, como asumo que con ese discurso abjura (otra vez) de la idea de mundo socialdemócrata y de la noción de la administración pública como cosa insertada en un paradigma de derechos humanos que bien le conocemos, todo en aras de complacer a un tercero –antes su jefe, ahora los cultores del pánico moral– a fin de concitar su favor.

La arenga hi-tech resultaría sólo decepcionante si no hubiera tenido lugar –mala suerte– el mismo día que un Guerrero y un Chilpancingo gobernados justo por el partido de Ebrard irrumpieron en violencia civil tras días de haber dado muestras de rozar el estatuto del Estado fallido merced a las bravatas del narco y al comportamiento cuando menos obsecuente de su presidenta municipal. Que la discusión de políticas públicas derive en show business es siempre triste. Pero cuando es tanto el porcentaje del territorio nacional amenazado o controlado por el crimen organizado resulta de plano lesiva.

Seguimos bajo el influjo del ángel exterminador: atrapados en el pasmo a falta de política, de ciudadanía.

POR NICOLÁS ALVARADO

COLABORADOR

IG: @nicolasalvaradolector

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