La breve rebelión del jefe mercenario Yevgene Prigozhin y sus seguidores del Grupo Warner puso al gobierno del presidente Vladimir Putin bajo una luz más que desfavorable.
De hecho, para muchos expertos que dan más preguntas que respuestas, especialmente en lo que se refiere a las eventuales consecuencias.
Hasta ahora, se pensaba en Putin como un "hombre fuerte" con todas las riendas del poder en la mano. La percepción cambió luego de que un iracundo Prigozhin cuestionó los motivos de la guerra en Ucrania y comenzó una marcha sobre Moscú para demandar cambios en el gobierno ruso, específicamente en los mandos del Ministerio de Defensa y del Ejército. Y de repente, luego de una extraña intervención del presidente bielorruso, Aleksander Lukashenko, abandonara su pretensión y literalmente desapareciera temporalmente del mapa, aunque se refugió en Bielorrusia.
El presunto trato incluye una virtual amnistía para los miembros del Grupo Wagner y, al parecer, su integración en las Fuerzas Armadas rusas, aunque el propio Prigozhin afirmó que seguirá en operaciones desde Bielorrusia.
El hecho en todo caso es que Putin sobrevivió a lo que por unas horas pareció un desafío extraordinario a su poder y la posibilidad de una guerra civil, que se conjuró al final. Pero en el camino, su imagen como hombre fuerte quedó afectada.
El que Putin haya sido tan públicamente desafiado y que el responsable haya logrado escapar aparentemente sin mayor problema invitó a una ronda de especulaciones sobre la solidez de su posición en el gobierno ruso. En el pasado, algunos enemigos de Putin murieron en condiciones más o menos extrañas; otros se encuentran en la cárcel. Que Prigozhin esté libre hace pensar que vive ahora con un blanco pintado en su espalda.
Si la percepción de debilidad o división es correcta o no es otra historia. En más de un sentido, el juego de poder en Moscú es tradicionalmente muy obscuro y la caída del gobierno soviético en 1990 y los gobiernos posteriores, incluido el vertiginoso ascenso de Putin y su dominio de la política rusa durante los últimos 25 años son parte de esa norma.
Igualmente, se especula sobre el impacto que toda esa situación pueda tener sobre la guerra en Ucrania, en buena medida porque ni Putin ni sus generales pueden darse el lujo de parecer débiles. Pero el hecho es que las denuncias de Prigozhin sobre las carencias y la corrupción en las fuerzas armadas rusas los colocan en una situación complicada y socavan su apoyo interno.
La opereta del fin de semana, que felizmente se resolvió sin derramamiento de sangre, deja más preguntas que respuestas en torno al gobierno de Putin y sus acciones inmediatas, incluso respecto a la guerra en Ucrania.
La preocupación entre los vecinos de Rusia aumentó algunos grados: desde su punto de vista, Putin está obligado a consolidar su posición y hacer una demostración de fuerza.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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