A México y a Irán los separan la geografía, la historia, el idioma, la religión y a veces la geopolítica. Los une su herencia de civilizaciones milenarias, su profuso desarrollo artístico y cultural, sus paisajes vastos y diversos, sus sociedades cálidas y hospitalarias.
A través de su diplomacia cultural, la Embajada de México en Irán, bajo la dirección del embajador Guillermo Puente Ordorica, busca profundizar el entendimiento y la atención en aquellos elementos que nos acercan. El propósito es mostrar a México en su justa dimensión, proyectando la diversidad y riqueza de la producción artística y la identidad cultural, y tratando de desarticular estereotipos y prejuicios.
El programa cultural de la Embajada busca también la amalgama de símbolos y creadores iraníes y mexicanos. Inicia en marzo, alrededor del Nowruz (año nuevo persa) y concluye con el Día de Muertos, siguiendo el ciclo ancestral del fuego, presente en las antiguas civilizaciones de ambas naciones. El 21 de marzo, al llegar la primavera, comienza el nuevo año persa, y una chispa enciende el fuego de la vida. A lo largo del año, nuestra Embajada promueve exposiciones de artes plásticas, talleres de escritura, cursos de español y actividades relacionadas con tradiciones mexicanas. La flama se extingue con el Día de Muertos, cuando celebramos a nuestros ancestros y el último aliento de la vida.
En 2023 (o el año 1402 persa), una de las principales actividades ha sido una exposición fotográfica y pictórica dedicada a Frida Kahlo y Diego Rivera, presentada en el Complejo Histórico y Cultural de Niavarán, que es de los sitios más relevantes de Irán por su valor estético e histórico. La exhibición, visitada por más de cinco mil personas, incluyó fotografías del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, y una colección de 75 obras elaboradas por artistas iraníes, inspiradas en la vida de Frida.
A pesar de los retos que representa un idioma e identidad cultural diferente, la conexión entre los personajes mexicanos de la exposición y los asistentes iraníes surgió de forma orgánica. Y así, casi de manera espontánea, Frida y Diego estaban ahí, mirando a los visitantes desde Niavarán. Iban cargando el peso de sus nombres, de nuestra identidad, de su genio y su tragedia.
Diego y Frida nos recordaron que ser mexicanas/os es un viaje de contradicción y alternancia entre la desgracia y lo sublime, entre la belleza, el amor y el extravío. Nos hicieron preguntarnos si ser iraní es quizá una experiencia similar. Nos compartieron su mensaje de combate por la justicia y la dignidad, el cual es tan antiguo como inacabado. Y antes de despedirnos, nos dieron un murmullo de esperanza. Nos recordaron que todo es posible, incluso, como si fuera un sueño, tener un día a Frida y Diego en Niavarán.
Por DIEGO RUIZ GAYOL
JEFE DE CANCILLERÍA, EMBAJADA DE MÉXICO EN IRÁN
LSN