AGENDA LEVANTINA

Diplomacias que mucho abarcan…

En la pasada cumbre anual de la Liga Árabe, el liderazgo saudí propició (re)encuentros que no esconden diversos desencuentros 

OPINIÓN

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Marta Tawil / Agenda Levantina / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La semana pasada se inauguró en Jeddah la 32ª cumbre de la Liga de Estados Árabes (LEA), marcada por la nueva atmósfera que el príncipe heredero saudí, Mohammad ben Salman, quiere animar en ella, con el propósito de proyectar su liderazgo regional e internacional. Ocurrieron en efecto avances importantes.

Ben Salman organizó un rápido acercamiento con la Siria de Bashar al-Asad, que había estado excluida de la organización panárabe durante casi 12 años; además invitó al presidente ucraniano Volodímir Zelenski a hablar durante la Cumbre de la LEA.

Así, sus miembros juegan a los equilibristas. Ben Salman en particular aspira a un papel mediador en el conflicto que sacude el orden internacional; uno que puede, a pesar de sus buenas relaciones con Rusia, ofrecer a Zelenski una plataforma ante una audiencia de líderes que, en el mejor de los casos, permanecen indiferentes a este conflicto, y que, en el peor, se han alineado con Moscú. El colmo de la ironía fue que Asad, gran deudor de Vladimir Putin, se vio obligado a escuchar al líder ucraniano denunciar la agresión rusa.

Ben Salman busca hacer de la LEA un organismo práctico y funcional, insistiendo en soluciones concretas a problemas que incluyen la seguridad alimentaria en la región.

No es el primero en intentarlo y además persisten complicaciones. De una parte, la LEA obtuvo muy poco del régimen sirio para ser reincorporado al organismo.

De la otra, el emir de Qatar –que ha apoyado a los grupos insurgentes sirios desde el comienzo de la revolución, quienes cuentan de hecho con una representación diplomática en ese país– salió precipitadamente de la reunión. Por último, el presidente emiratí Mohammad bin Zayed (MBZ) no acudió a la cumbre de Jeddah. Su excusa fue estar ocupado preparando la organización de la COP28 sobre el clima, que se llevará a cabo en Dubái a finales de 2023, pero esa ausencia sugiere la competencia entre petromonarquías que preparan la era postpetrolera.

Después de todo, Emiratos lidera la normalización con Siria; de hecho, Abu Dábi desplegó la alfombra roja para el presidente sirio, al reabrir su embajada en Damasco en diciembre de 2018.

El príncipe Ben Salman ha querido hacer de la LEA una organización unipolar dominada por Arabia Saudita. Pero las disparidades estructurales entre los Estados miembros, junto a la densidad estratégica de Medio Oriente, exacerban la complejidad de la tarea de fomentar la coordinación regional. Asimismo, los diferentes tipos de regímenes (monarquías conservadoras y autoritarias, repúblicas autocráticas y dictaduras) siguen agendas diferentes. Estas cuestiones traslucen también cierta discordia en la cumbre celebrada en Argel en noviembre pasado pese a las tentativas y discursos. Y los altos vuelos negocian con la gravedad.

POR MARTA TAWIL

IINVESTIGADORA DE EL COLMEX

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