Muchas lecturas tiene la coronación del monarca Carlos III. Una que debe de preocupar a esas instituciones en el mundo es la necesidad urgente de realizar cambios y acercarse más al pueblo, para continuar su existencia en un siglo XXI que, dicho sea de paso, parece es cada vez más indiferente a la realeza.
La coronación de los nuevos monarcas británicos registró una audiencia media de 18.8 millones de personas en las televisiones de Reino Unido, con un pico máximo de 20.4 millones, cuando el arzobispo de Canterbury impuso la corona al soberano.
Hace 70 años, cuando la televisión se estrenaba como medio masivo de comunicación en Reino Unido, la coronación de Isabel II atrajo la atención de 20 millones de espectadores, según la BBC. Y en septiembre pasado, sus funerales registraron una audiencia media de 26.5 millones de televidentes.
Parece que los 40 años de edad marcan el punto divisorio: los que tienen más edad se identifican como tradicionalistas –respetan y se sienten orgullosos de la monarquía–, pero a los menores esa institución no les parece relevante, incluso la ven fuera de contexto en esta nueva realidad.
Lo cierto es que la coronación de Carlos III y Camila ya entró a la historia, al ser ambas las personas con mayor edad en recibir la corona en Inglaterra, pero también por una ruptura familiar, entre los hijos del monarca, y por el escándalo sexual de uno de sus hermanos.
Todo ello, en medio de una ola de problemas que aquejan a los ingleses, destacando una crisis política que ha tirado a varios primeros ministros desde que los británicos decidieron separarse de Europa, en 2016.
Sin duda, la aprobación y entrada en vigor del llamado Brexit, con sus costos económicos, es responsable en buena parte de las caídas de David Cameron, pasando por Theresa May, Boris Jonhson y Liz Truss, la última en la era de la reina Isabel II. El mismo rey hizo hincapié en los problemas, al destacar la austeridad de su coronación, pero...
En el siglo pasado, reyes y reinas se convirtieron en figuras simbólicas para sus pueblos, representantes de la unidad nacional. Pero el mundo observa el ocaso de las monarquías europeas –todas ellas cristianas– principalmente, por lo rancias y por sus escándalos.
El reto principal de Carlos III es adaptar la monarquía a estos tiempos y mantener la unidad de los 15 países que aún aceptan su reinado. Muy atrás quedó el dominio que ejercían en la Commonwealth of Nations, una agrupación formada por 56 países que tienen lazos históricos con el Imperio británico.
Son 10 las monarquías parlamentarias que existen actualmente en Europa: Reino Unido, España, Luxemburgo, Suecia, Bélgica, Países Bajos, Noruega, Dinamarca, Mónaco y Liechtenstein. De todas ellas, la británica es la que se erigió como el símbolo universal de lo que representa una casa real europea.
Por eso, el reto para el rey inglés es mayúsculo, tomando en consideración que no se avizora que su reinado sea tan largo como el de su madre. Sin duda, el hipotético derrumbe de su monarquía sería el principio del fin de las restantes en Europa.
POR ISRAEL LÓPEZ
COLABORADOR
ISRAEL.LOPEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
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