Si algo pudiera iluminar la esquizofrénica visión mexicana de su relación con Estados Unidos serían las recientes declaraciones y acciones del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Es una relación de "frío" y "caliente", según el momento que vivan dos gobiernos profundamente inmersos en sus necesidades domésticas.
López Obrador y Joe Biden sostuvieron esta semana una conversación telefónica a propósito del final del "Título 42", una limitación sanitaria a la entrada de nuevos refugiados a Estados Unidos, pero dejó a decenas de miles en México.
El jueves, el mandatario mexicano anunció que elementos de la Guardia Nacional reforzarán la frontera sur de México, ante el aumento en los flujos de migrantes que creen que significa que se abrieron las puertas para ingresar a Estados Unidos.
Precisó, sin embargo, que no fue algo que acordara con Biden, sino una decisión propia. Como también lo fue aceptar recibir a 30 mil deportados mensuales no-mexicanos.
La medida parece similar a la que adoptó en 2019, cuando el entonces presidente Donald Trump amenazó con incrementar los aranceles a las exportaciones mexicanas, ante la llegada de caravanas de centroamericanos a la frontera de México y Estados Unidos.
Esta vez la Guardia Nacional se apersonará en la frontera sur. "Nosotros tomamos la decisión (…), llevan instrucción de no utilizar la fuerza. Decidimos que se esté pendiente para evitar provocaciones", dijo AMLO.
Sí hubo, en cambio, la aseveración de que Biden "no sabe" del financiamiento de la agencia de ayuda al desarrollo estadounidense (USAID) que él asegura se oponen a su gobierno, una acusación de la que no excluye a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) o la Agencia Antinarcóticos (DEA).
Igualmente, afirma que hay funcionarios estadounidenses interesados en crear problemas entre los dos países.
Es la formulación más reciente. En las últimas dos semanas, el mandatario mexicano se ha referido lo mismo al carácter injerencista del gobierno de Estados Unidos que a la cooperación bilateral en lo que se trate al problema migratorio.
López Obrador igual ha pronosticado una crisis económica en EU para después de las elecciones de 2024, que ha subrayado la importancia de los vínculos entre las dos naciones.
"En definitiva, nosotros vamos a seguir considerando al dólar como la principal moneda del mundo. Tenemos razones suficientes como para no recurrir a otras monedas.
"En primer lugar, la fortaleza de siempre del dólar y sostenemos que, aun con una crisis financiera en el futuro, el dólar va a seguir siendo la moneda más importante en el mundo", dijo.
AMLO puntualizó que "nosotros tenemos una integración económica cada vez más estrecha con EU y con Canadá".
Tal vez ese reconocimiento explica la política de su gobierno hacia Estados Unidos. Una colaboración real, efectiva, en el marco del creciente entreveramiento de la región norteamericana, pero con una retórica crítica para cubrir sus necesidades políticas.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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