Atender prioritariamente a niños y jóvenes, es asegurar el mejor futuro para las generaciones presentes y futura. Siempre me resulta altamente interesante reunirme con niños y jóvenes, estudiantes y particularmente universitarios, en tanto que aprendo de ellos. Cuando los escucho, confirmo que los adultos, no somos dueños de la verdad. Con frecuencia, las personas caemos en la trampa de creer, que lo que vemos y pensamos es la realidad, sin embargo, las cosas no son así.
Cada persona piensa distinto, tiene perspectivas diferentes de las cosas y situaciones que le toca vivir. La tecnología, lo sabemos, llegó a nuestras vidas disruptivamente. Los medios de comunicación dominan las sociedades más apartadas del mundo, influyen decididamente en la forma de pensar de cada habitante del planeta. Actualmente vivimos en un mundo diferente como bien lo describe el filósofo Byung-Chul Han en su libro las no-cosas cuando refiere a Yoko Ogawa describiendo en su novela, un régimen totalitario que destierra cosas y recuerdos de la sociedad, con la ayuda de una policía de la memoria, similar a la policía del pensamiento de Orwel.
Así mismo Byung-Chul Han describe que nos volvimos infómanos, convivimos con la Internet de las cosas, dónde las Fake News son más poderosas que los hechos y que hoy, somos parte de la sociedad del Phono Sapiens. Esta es nuestra nueva realidad y los jóvenes tienen que lidiar con ella, sobrevivir a sus consecuencias, de la manera más inteligente.
Desde luego que en estos tiempos nuestros jóvenes son diferentes en su manera de pensar y sentir, enfrentan nuevos desafíos, en primer lugar, para sobrevivir.
Es decir, para seguir vivos, después de un hecho o momento cargado de dolor o peligro.
Nuestros jóvenes tienen presente el valor y significado del verbo sobrevivir, más aún cuando lograron traspasar las amenazas mortales de la pandemia del covid19 con sus posteriores variantes. Así mismo las dificultades económicas que por distintas razones impactas sus familias, y el peligro latente que representa para ellos y muchos más, caminar por las calles de las colonias o abordar un transporte público.
Un ejemplo claro de los desafíos de la juventud que refiero, sin duda fue la marcha del 8M que se realizó en México, fue organizada por diversos colectivos de mujeres jóvenes ocupadas en proteger sus derechos vitales. Miles y miles de mujeres participaron en las marchas denunciando violaciones, secuestros, agresiones físicas, desigualdad, discriminación, desaparición de familiares, y lo peor, la indiferencia, así como la indignante impunidad de las autoridades responsables de juzgar a los delincuentes, y proteger a las mujeres con políticas públicas eficaces que terminen de una vez por todas con este mal endémico de nuestra sociedad. Estas manifestaciones de denuncia y exigencia, son parte de la realidad de nuestros jóvenes.
No debo concluir esta reflexión sin mencionar que lo que más preocupa a nuestros jóvenes en medio de su alarmante desinterés generalizado y falta de motivación por cuanto pasa en el mundo, es la falta de atención de los gobiernos para apoyar a la juventud en sus necesidades. «Los políticos y la sociedad nos ignoran, no existimos para ellos. Solo nos refieren en sus discursos, somos carne de cañón, legiones de ignorados»
¡que las voces de los ignorados retumben en la conciencia de los gobernantes!
POR FERNANDO ALBERTO GARCÍA CUEVAS
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