El 16 de marzo de 1916 –siete días después de la infortunada e inexplicable invasión por parte de las fuerzas de Pancho Villa a la población de Columbus— de manera unilateral y violando reglas fundamentales de Derecho Internacional Público, el gobierno de Estados Unidos del Presidente Wilson, ordenó la entrada de tropas integradas por 10 mil soldados, comandados por el general John J. Pershing, para que ingresaran a través de la frontera, en la población de Palomas a territorio mexicano, bajo el nombre de “Expedición Punitiva” a lo que –de manera patriótica— el gobierno del Presidente Carranza se opuso tajantemente, e inclusive hubo combates durante ese año entre tropas americanas y los soldados del Ejército Constitucionalista en Parral y en el Carrizal particularmente.
El gobierno mexicano actuó con autoridad moral y vale la pena recordar la participación del general Álvaro Obregón, Secretario de Guerra; del general Jacinto B. Treviño, Jefe del Cuerpo del Ejército del Noroeste; y de Cándido Aguilar, Secretario de Relaciones Exteriores, y otros más distinguidos mexicanos que, por encima de las pugnas con el Villismo, defendieron la soberanía nacional. Esta artera invasión concluyó casi un año después, justamente el 5 de febrero de 1917, cuando fue votada nuestra Constitución.
Recordar estos acontecimientos históricos 107 años después es importante, pues nuevamente voces injerencistas y racistas vuelven a resonar en el país vecino, pretendiendo –con el pretexto de la lucha antidrogas— declarar organizaciones terroristas a los infames Cárteles que pululan en México y, con ello, poder en un momento determinado intervenir militarmente en nuestro país, violando la soberanía nacional.
Claro está que hoy las condiciones son diferentes, el crimen organizado se ha globalizado, igual que el comercio y la economía y, por lo tanto, sólo se podrá combatir con éxito a través de políticas binacionales de estrecha colaboración, para acabar con este flagelo que, hoy por hoy, azota ambos lados de la frontera. Sin embargo, esta colaboración debe realizarse en términos de respeto mutuo y de igualdad jurídica.
Por ello, es importante denunciar a esas voces injerencistas, que han surgido en diferentes estratos del gobierno y la sociedad norteamericana, lamentablemente con el apoyo de mexicanos que, por ignorantes o antipatriotas, no entienden la dimensión de este conflicto. Por fortuna, el Presidente Joe Biden ha descartado –en principio— esa declaración de terrorismo por conducto de su vocera oficial, Karine Jean-Pierre.
Al interior, tenemos que entender con claridad que, una cosa es nuestras filias y fobias políticas y la polarización de los partidos y, otra muy distinta, es el respeto irrestricto que debemos a nuestra vida independiente y soberana.
Seguramente no progresaran esas absurdas iniciativas, de cualquier forma es importante tener conciencia de este tema y mantenernos alertas hacia el futuro. En este caso nuestra solidaridad con el Presidente López Obrador.
Recordar e interpretar la historia, es fundamental para encontrar el camino hacia un destino mejor.
POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAAZ