Este 24 de febrero se cumplió un año de la invasión de Rusia a Ucrania. La madrugada de aquel día Vladimir Putin anunciaría lo que denominó una “operación militar especial” y su consecuente ataque a las regiones ucranianas del norte, sur y este; en su mensaje el presidente ruso justificó el ataque bajo pretexto de “desnazificar” a Ucrania, entre otros que no lograba esgrimir con claridad. Lo cierto es que su principal temor ha sido la anexión de Ucrania a la OTAN.
Desde la elección del actual presidente ucraniano Volodimir Zelenski en 2019, Putin advertía la cercanía de éste con occidente, por lo que movilizó tropas a las fronteras con Ucrania; mediante diversas estrategias y momentos, Zelenski ha estado al frente de sus tropas y haciendo una intensa campaña para ganar apoyos internacionales.
El balance a un año de la invasión es desolador, de acuerdo con un reciente reporte de la ONU, habrían muerto ya más de ocho mil civiles por armas explosivas, unos doce mil heridos y se cuentan más de 13 millones desplazados; lo anterior sumado a la crisis económica mundial que la invasión ha provocado, junto a tensiones políticas entre la OTAN y Rusia.
Para Putin, su balance es ambiguo ya que Rusia ha sido objeto de innumerables sanciones económicas, diversos países de la región han solicitado su anexión a la OTAN, incluida Ucrania y el éxito de la invasión no ha sido tan expedito como esperaba; sin embargo, Rusia ha mantenido el control de la región del Donbás donde actualmente concentra sus mayores esfuerzos para retener las provincias anexadas y a salvo esa región fronteriza, así como mantiene estable su economía al cambiar sus antiguos socios comerciales de Europa por China e India.
Para Zelenski el balance parece positivo, si se puede decir eso en un conflicto bélico, pues tiene el respaldo de gran parte de la comunidad internacional y a un año de la invasión recibirá mayor apoyo bélico para su causa; se ha mantenido como un indiscutible jefe de su ejército, entre otras cosas. Es probable que Putin no esperara tanto de un presidente que tiene sus orígenes en la actuación, lo que quizá represente una afrenta a la propia trayectoria del presidente ruso.
Hace unos días el presidente de los Estados Unidos realizó una sorpresiva visita a Ucrania y se reunió con Zelenski a unas horas de cumplirse un año de la invasión; por su parte la ONU emitió una resolución en la que exigió a Rusia la retirada inmediata de su ejército y se manifestó por una “paz justa y duradera”, por su parte el gobierno de China ha presentado una propuesta de paz que en esencia favorece a Rusia.
Lo evidente es que se antoja difícil, por ahora, una salida pactada al conflicto. Así como la derrota, el tiempo es factor que corre en contra de Putin, quien lleva más de veinte años el poder, en virtud de que espera presentarse a las elecciones presidenciales de 2024 que se celebran en marzo de ese año, para lo que se realizó en 2021 una modificación constitucional para que pueda reelegirse.
POR ABELARDO RODRÍGUEZ DESALES
SOCIÓLOGO
MAAZ