Pues al Presidente se le apareció un aluxe.
No crean que todo fue miel sobre hojuelas. De entrada, fue una imagen aterradora. Esas criaturas son muy traviesas, muy inquietas, como es propio de un duende
llegado del torbellino verde de la zona maya, un leprechaun tropical, y verlo ahí, trepado en el árbol, tiene que haber alterado mínimamente a nuestro líder: hasta los caudillos más enteros tienen instantes de flaqueza.
Pero vean lo bien que respondió. Uno se lo imagina haciendo lo que hace un guerrero místico; un hombre que reúne en sí las condiciones de líder militar y sacerdote; un tlatoani, pues.
Firme, sacó la cartera, hizo a un lado el billete de veinte pesitos a que se limita su fortuna personal, empuñó un detente, cerró los ojos, recitó en silencio el salmo que dice que la paz y la justicia se besaron para encontrar fuerza en las palabras del Creador, y pronto se vio invadido por esa serenidad de los justos que normalmente sólo alcanza luego de comerse cuatro gorditas de prensado, veneno para el cateterismo, pero una bendición para el espíritu.
“Estuvo súper místico”, se dijo. “Como la ceremonia del Zócalo”. Obvio, así lo entendió, fue una señal enviada por nuestros ancestros de que tiene que seguir con la transformación de México. De que vamos por el camino adecuado. De que los conservadores mienten cuando dicen que la selva está en peligro por culpa del tren con carro fumador.
“Es un emisario del Xibalbá, que nos dice que no hay problema. Que la estación Tulum no va a perturbar a los muertos. Que el inframundo nos da su bendición”, comprendió. “Probablemente, también vino a darme fuerza para superar la manifestación del domingo en el Zócalo y lo de Yasmín”. Y, como el gran hombre de Estado que es, procedió a pensar qué hacer con esa información.
Porque es mucho lo que nos puede regalar ese elfo prehispánico, ese elfo cenotero. Cambiarle el nombre al equipo de Pío, por ejemplo: los Aluxes de Palenque suena increíble. Pedirle a, ¿cómo se llama la de Conacyt?, que organice una beca para verificar con pruebas irrefutables la presencia de esas criaturas en Yucatán y Chiapas.
O convertirlas en la nueva imagen de Pemex. “Que el aluxito aparezca agarrado en lo alto, como en la foto, pero no de un árbol, sino de una torre de perforación”.
Hasta para una estatua puede dar esa imagen mística: “Yo, el Presidente más importante de la historia de México, en bronce, con un aluxe subido en mi hombro, recibiendo a los turistas en Chichén Itzá. Lástima que se terminó el culto a la personalidad”.
Fue entonces que alguien le dijo que se la habían aplicado: que la imagen era de 2021, y que le están dando carrilla hasta en la tele gringa. “Están diciendo que en realidad se encontró a un mapache, señor. El mapache es el cacomixtle norteamericano. No, no se come”.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@juliopatan09
MAAZ