Columna Invitada

Es mejor saberlo, no lo estamos haciendo bien

Entonces una explicación mucho más significativa sobre las razones reales por las que nuestro país; no ha logrado desencadenar el potencial latente en cada individuo, es otra

Es mejor saberlo, no lo estamos haciendo bien
Sara Morgan / Columna Invitada / El Heraldo de México Foto: Especial

Durante muchos años México, ha sido el país que destaca sólo por algunos destellos en ciertas facetas que resultan excepcionales y por lo mismo, atraen el foco de la atención pública, así nos sorprende que algunos competidores lleguen a ganar medallas en competencias de ciencias, ya que rompen la cotidianidad, pero en general de nuestro país se conocen Cancún, su comida, música y el patrimonio arqueológico. Lo anterior es el resultado de las grandes deficiencias que aparecen justo en los momentos decisivos. Así, perdemos en los penales del fútbol. En las mediciones de corrupción, y en las perturbadoras consecuencias de una violencia que genera las peores prácticas en derechos humanos, y por supuesto en una economía que sólo es estable para los grandes capitales. La hipótesis siempre ha sido la misma. Somos el resultado del sometimiento vivido durante la conquista. Con ello se ha pretendido justificar la resistencia manifiesta, hacia la autoridad, lo cual, sin duda alguna es una excusa; porque es evidente que cuando somos turistas, estudiantes o trabajadores en otros países; somos sumamente disciplinados. Entonces una explicación mucho más significativa sobre las razones reales por las que nuestro país; no ha logrado desencadenar el potencial latente en cada individuo, es otra.

Propulsar a México, hacia un futuro de éxito y prosperidad, requiere de la evolución de nuestra mentalidad y una cultura de acercamiento al aprendizaje. Para ello, es necesario espabilar a los individuos a reflexionar sobre sus fortalezas, debilidades, pasiones y metas personales. Lo que se denomina: proceso de autoconocimiento; el cual tiene como función empoderar a las personas, permitiéndoles reconocer su propio potencial y desafiarse a sí mismos. La manera de lograrlo será estableciendo metas claras que derrumben la mediocridad que se ha instalado a lo largo de los años, mediante objetivos difusos o inexistentes, que nos remiten a una historia de un pasado glorioso; mismo que siempre acaba comparándose con nuestro presente, como algo derruido. 

Fomentar la creación expectativas específicas y alcanzables proporciona certidumbre para la acción. Lo anterior abarca aspectos personales, profesionales y comunitarios, motivando a las personas a esforzarse constantemente por alcanzar nuevos niveles de logro contundentes, porque hasta ahora bajo un discurso idiosincrático se nos ha convencido de que lo que somos y hacemos, es más que suficiente, pero cuando otras sociedades nos superan, teniendo obstáculos mucho más importantes, como guerras, pobreza, dictaduras, estados policiales; podríamos comprender que la evolución, sólo parte de un reconocimiento de que estamos haciendo algunas cosas mal, con lo cual se puede superar el error para escalar en la pirámide de la inclusión mundial. 

En aras de mirar la realidad, debemos concientizar nuestras carencias; ya que sólo estando atentos a lo que nos falta, podremos entender que requiere cada persona para alcanzar su éxito personal; mediante la promoción de una educación continua; y el desarrollo de “habilidades relevantes”. Ingenuo resulta pensar que podemos fomentar la mentalidad de aprendizaje de seguir una ruta en sentido contrario al conocimiento, como única forma para enfrentar los desafíos cambiantes; y para destacar en un entorno competitivo.

No podemos omitir que el sesgo educativo de gran parte de la población resulta conveniente para intereses individuales de poder y económicos, pero esto no será permanente ante un mundo que se apropiará de países, mediante conocimientos vanguardistas, lo cual implicará que en algún momento aquellos intereses egoístas, tenderán a desaparecer, frente a sistemas más evolucionados de los cuales dependeremos; de seguir en esta ruta. 

Dicho lo anterior contar con mentores y una red de apoyo sólida es crucial para superar obstáculos y mantener la motivación. Establecer programas de mentoría que conecten a personas experimentadas con aquellas que buscan crecer puede ser una herramienta valiosa para impulsar el éxito individual y colectivo, pese a los muchos desafíos. 

México requiere fomentar una cultura de resiliencia que enseñe a las personas a ver los fracasos como oportunidades de aprendizaje y a enfrentar adversidades con determinación, un ejemplo de ello será enseñar a las selecciones deportivas a seguir luchando a pesar de que la derrota sea inminente, como una forma de resistencia y fortaleza de espíritu. 

En conclusión: Transformar el pensamiento de mediocridad en una mentalidad de éxito en México requiere un compromiso colectivo mediante un método personalizado que logre inspirar a cada individuo a alcanzar su máximo potencial, contribuyendo así al florecimiento de la sociedad en su conjunto. Al cultivar la autoconciencia, establecer metas claras, fomentar el aprendizaje continuo y promover la colaboración, México puede avanzar hacia un futuro donde la excelencia sea la norma y el éxito, la regla.

¿Y tú, en qué cambiarás? 

POR SARA MORGAN
@MORGANSAREL
CONSULTORA LABORAL
DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB

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