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El irresistible ascenso de Giorgia Meloni

Casi por definición, la política italiana ha sido sobresaltada y tumultuosa. Desde el establecimiento de la República, en junio de 1946

OPINIÓN

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Mario Ojeda Revah / Enlace Comexi / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Casi por definición, la política italiana ha sido sobresaltada y tumultuosa. Desde el establecimiento de la República, en junio de 1946, cuando mediante un referéndum quedó abolida la monarquía, hasta el estallido del escándalo de Tangentópolis, que salpicó a la clase política en su conjunto, se sucedieron la friolera de 66 gobiernos.

De esa trifulca surgió algo mucho peor: el ascenso de un partido regional de corte secesionista, e incluso racista, la Lega Nord, que buscaba emancipar al norte próspero e industrial del fardo de un Mediodía atrasado, así como la conversión de un grotesco magnate mediático, Silvio Berlusconi, en factor determinante de la política italiana por tres décadas. Después el declive fue aún peor, con el advenimiento de Matteo Salvini, lamentable adalid de las peores causas, y de Cinque Stelle (5S), turbio grupo antisistema, acaudillado por un triste bufón de nombre Beppe Grillo.

Un brevísimo interludio trajo decencia y gravitas a la política italiana bajo Mario Draghi. Poco duró aquello. Tras un tenaz bloqueo por parte de 5S, la Lega y Forza Italia, Draghi presentó su renuncia, lo que obligó a la convocatoria de elecciones anticipadas y, como suele suceder, siempre se puede caer aún más bajo. Ahora surge Giorgia Meloni, de Fratelli d’Italia, quien, en alianza con Salvini y Berlusconi, se perfila como la primera mujer en desempeñarse como primera ministra en la historia de ese país.

¿Quién es ella? Romana, militante del posfascista Movimiento Social Italiano desde los 15 años, diputada desde 2006, y ministra de Deportes bajo Berlusconi, se ha vuelto, de manera repentina, la estrella fulgurante de la política italiana. Tachada de “populista”, en realidad parece ser lo más cercano a Il Duce, a quien ha dicho admirar, en la escena política italiana desde 1945.

Todo indica que con el 44% de los votos Meloni y sus aliados habrán de formar gobierno, al controlar ambas cámaras, con una agenda abiertamente extremista, rabiosamente xenófoba y devota de las peores teorías de la conspiración. Italia se inclina hacia la ultraderecha, siguiendo la estela reciente de sus pares en Suecia. El arribo al poder de Meloni bien podría significar un nuevo revés para la Unión Europea (UE), que apenas y se las ha podido arreglar con los montaraces gobiernos de Viktor Orbán y Andrzej

Duda, en Hungría y Polonia, respectivamente, uno mucho más grave y amenazante que aquellos, al ser Italia miembro fundador y tercera economía de la UE. Alarman sobremanera su conservadurismo intransigente en temas como el aborto, su intolerancia contra la comunidad LGBT+, su xenofobia e islamofobia impenitentes, que la colocan en curso de colisión con la UE, y su admiración confesa por Vladimir Putin, que comparte con Salvini y Berlusconi.

Su retórica vocinglera contra Bruselas, no obstante, se verá necesariamente contenida por las desastrosas consecuencias económicas que una ruptura con la UE podría tener para Italia, como hoy mismo demuestra palmariamente el Reino Unido. Por último, queda el consuelo de que los gobiernos en Italia suelen ser de corta duración. Esperemos que el de Meloni sea todavía más efímero.

POR MARIO OJEDA REVAH

Es miembro de la Unidad de Estudio y Reflexión Europa+ del COMEXI / Politólogo e historiador / Profesor e investigador del CIALC-UNAM.  

@MarioOjedaRevah

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