Molti Diversi

Bienvenidos a la sociedad del odio

En esta comunidad de la que les hablo, señalar es un deporte y odiar es una profesión. Y vaya que hay verdaderos atletas de alto rendimiento y con mención honorífica

Bienvenidos a la sociedad del odio
María del Mar Barrientos / Molti Diversi/ Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

Bienvenidos a la sociedad del odio, al mundo del hate y de señalar con el dedo. Ese es el mundo que estoy viendo ahora, el que percibo a través de las redes sociales, en donde la gente disfruta odiar. Así como lo oyen. Bienvenidos a la sociedad, en donde odiar se convierte en una profesión (y vaya que varios están titulados en eso casi con mención honorífica).

Decía Nicolás Maquiavelo que un discurso de odio era una herramienta política característica de cualquier gobernante y utilizada como estrategia infalible para ganar.

Y es que he decido hablar del odio, porque lo he percibido mucho en redes sociales en las últimas semanas. No quiero hablar de una persona o situación en específico, simplemente quiero expresar mi percepción a raíz de varias noticias que han surgido últimamente. Mucha gente dirá, “es que yo tengo mi opinión, y la expreso”, y eso es absolutamente válido, sin embargo, hay una diferencia entre expresar, e incitar al lenguaje de odio, en atacar, en burlarse y en exponer. Hay gran valentía para decir lo que sea en redes sociales, escondido en una cobardía de no decirlo en persona. 

De la misma manera, existe una gran necesidad de hablar mal de otras personas a través de sus redes con el único objetivo de ser vistos, (no quiero generalizar porque hay de todo) –pero me he centrado específicamente en esto–, y de esta forma usar a las personas y señalarlas para que más gente vea sus redes. Porque sí, en esta sociedad del odio, hay que señalar, hay que acusar porque seguramente todos estamos exentos de un error, o de que nos pase lo mismo. En esta sociedad de la que les hablo, señalar es un deporte y vaya que hay verdaderos atletas de alto rendimiento.

Están los puntos positivos de denunciar a través de las redes, para que las víctimas de abusos y delitos puedan tener voz que, de otra manera, serían invisibles en la sociedad, existe también que a través de las redes sociales y de la exposición de ciertos casos, se ha hecho justicia. La verdad es que hay pros y contras, pero me centro en el odiar por odiar, en el exponer por exponer, y en el criticar por criticar, sin tener un objetivo y sin haber sido víctima de ninguna situación.

Parece ser que así estamos creciendo, o así crecimos, así vivimos, aprendiendo siempre a odiar a alguien. El machismo, la misoginia, la homofobia, el clasismo, entre otras, tienen su base fundamental en el odio. Nos estamos alimentando de él, y aún peor, ya no sabemos vivir sin él. Sin embargo, odiar debilita, y según varios psicólogos, crea una personalidad narcisista en donde lo único que importa es uno mismo, uno es el centro del mundo, y sólo yo tengo la razón. Yo, yo y más yo. La persona que se maneja a través de un discurso de odio cada vez estará más atrapada en sí misma, más encarcelada y debilitada. La pregunta es: ¿Quién nos está enseñando a odiar?

Mario Mendoza, escritor colombiano de la cultura del odio, dice en uno de sus escritos en donde trata estos temas, “quizá allá, en donde me enseñaron que era territorio enemigo, me está esperando alguien para darme un abrazo”.

POR MARÍA DEL MAR BARRIENTOS
MARIMAR.BARRIENTOS@ELHERALDODEMEXICO.COM
@MARIMARBAT

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