COLUMNA INVITADA

Las telarañas de la justicia y Lady Hale

La sensación de formar parte de un sistema que carecía de la flexibilidad necesaria para atender las necesidades de los justiciables, considero, definió la filosofía judicial de la jueza

OPINIÓN

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Juan Luis González Alcántara / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hay muchas mujeres destacables en el mundo del derecho, pero hoy quisiera resaltar a una: Lady Brenda Marjorie Hale, baronesa de Richmond, jueza de la Corte Suprema de Reino Unido, y su presidenta desde 2017 hasta su retiro en 2020.

La publicación, el año pasado, de su autobiografía titulada Spider Woman: A Life nos ofrece una oportunidad única para adentrarnos en las consideraciones que orientaron la vida de esta extraordinaria jueza, de dimensión universal en el mundo de la judicatura.

Sobre el curioso título que eligió su autora, es con relación a un broche en forma de araña que la jueza utilizó durante el famoso caso Miller/Cherry, cuyo significado generó una gran cantidad de especulación, pero Lady Hale, impasible como siempre, desestimó cualquier rumor, señalando que el broche carecía de connotación específica.

Sin embargo, y sin tener la intención de cuestionar la versión de Lady Hale, me pregunto si no existirá alguna asociación, quizás subconsciente, entre la labor de este afanoso artrópodo, que teje con paciencia y esmero su red y la de un juez, cuya labor es también la de construir redes, uniendo pacientemente los fragmentos dispersos de la condición humana en una estructura coherente y sólida.

Estas redes, confeccionadas con un sinfín de precedentes y opiniones, son esbozadas magistralmente por Lady Hale en su autobiografía, y uno de sus tramos más destacables es su paso por la Corte Superior de Inglaterra y Gales, donde se desempeñó como jueza en la División Familiar. Inicia su relato narrando, con cierta melancolía, cómo, al abandonar la división, “sentía que había pasado la mayor parte de su tiempo oprimiendo a las mujeres, específicamente a las madres”. Se trataba, en palabras de la jueza, de una “opresión quizá justificada, pero opresión ciertamente”.

Esta impresión, la sensación de formar parte de un sistema que carecía de la flexibilidad necesaria para atender las necesidades de los justiciables, considero, definió la filosofía judicial de la jueza.

El entendimiento del derecho por parte de Lady Hale, en específico el de familia, es sumamente ilustrativo: para ella, en los casos familiares, si bien se resuelve sobre hechos pasados, esto siempre debe hacerse con miras a salvaguardar “el futuro de la familia”. Ciertamente no es una labor fácil, y se requiere de una clase de talento y sensibilidad muy específicas para lograrlo exitosamente. Son justamente estas dos cualidades las que, en mi opinión, colocan a Lady Hale en ese grupo selecto de juristas que no sólo dominan la profesión, sino que activamente la transforman, y con su ejemplo se enaltece la labor de quienes hacen de la función judicial un mundo menos injusto.

POR JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA

MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

PAL

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