MALOS MODOS

The Offer. Cómo se hizo El padrino

Podría parecer relativamente fácil hacer una película como El padrino en 1972

OPINIÓN

·
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Podría parecer relativamente fácil hacer una película como El padrino en 1972. Eran tiempos de cambio en Hollywood, tomado por una generación de directores y actores con ímpetus revolucionarios que incluía a Spielberg, Lucas, Scorsese y Brian De Palma, entre los primeros, y a Pacino, De Niro o Dustin Hoffman, entre los segundos. Algo cambiaba en la industria. Pero no tanto. Filmar la película de películas fue en verdad una pesadilla, como muestra eficazmente The Offer, la nueva serie de Paramount, es decir, justamente de los estudios que trajeron al mundo al clásico instantáneo de Francis Ford Coppola. 

En efecto, nada resultó fácil. Para e empezar, abundaba el fuego amigo. En Paramount estaban desde los que de plano se oponían a hacer la película, porque las pelis de mafiosos habían fracasado en taquilla recientemente, hasta los que rechazaban sin más a Marlon Brando y Al Pacino como protagonistas, el uno por insufrible y el segundo por desconocido. Pero lo peor estaba afuera, en las calles y los pasillos.

El éxito del libro de Mario Puzo había puesto en pie de guerra lo mismo a las asociaciones de italoamericanos, que a Frank Sinatra, furioso por la imagen que –estaba convencido– se daba de él en la novela, que a algún que otro político, que a la mafia misma. Esa pesadilla, ese Via Crucis, es el que relata con gracia The Offer, basada en el libro de memorias de Al Ruddy, el productor astuto y entrón que logró sacar adelante una película que, en efecto, es mucho más que una historia de mafiosos, porque El padrino es, todo al mismo tiempo, una historia sobre la inmigración, un drama familiar, una obra shakespereaana que como toda obra shakespeareana es también una tragedia griega, y tal vez una metáfora del capitalismo, particularmente del capitalismo a la gringa.  

No creo que The Offer sea una obra maestra, como se ha dicho por ahí. Es una serie muy profesional que coquetea buenamente con la comedia ligera, sin muchas pretensiones rupturistas y con una mirada tal vez demasiado amable sobre el protagonista, Ruddy, involucrado, a sus 90 y tantos, con este proyecto, culminación de una carrera exitosa y variopinta que va de El padrino, a pelotazos impúdicos de taquilla como Cannonball Run, a Clint Eastwood, a éxitos televisivos como Los héroes de Hogan.

De todas formas, está más que justificado un maratón de fin de semana. La historia, con aquel Hollywood en permanente segundo plano, en verdad no tiene desperdicio, y la realización es irreprochable, con un elenco levemente sobregirado pero resultón que incluye a Miles Teller, Juno Temple y Giovanni Ribissi. Sobre todo, para quienes no conocen el libro de Ruddy, queda enriquecida la mirada sobre El padrino, esa mirada desde las entrañas, ahora que cumple 50 años. Pásenle, tal vez luego de otro maratón, con la saga de Coppola. 

POR JULIO PATÁN

COLUMNISTA

@JULIOPATAN09 

MAAZ